DE HAMBURGO (ALEMANIA) A STRÄGNÄS (SUECIA) PASANDO POR DINAMARCA

Te voy a ser sincero, yo también me he preguntado lo mismo. ¿Dónde cojones está la nieve? ¿Y el hielo? En fin…
La idea era salir de Hamburgo, de casa de la prima Jessica y Leví, con dirección a Malmö, una ciudad al sur de Suecia. 500 kilometros concienciados en mi cabeza.


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Si has viajado en moto, sabes que eso significa que cuando llevas 450 ya quieres llegar. Pasé por los dos puentes en vez de pillar el Barco, lo cual fue una cagada, ya que los dos puentes suman unos 40 euros, lo mismo que un barco que sale desde un puerto de Dinamarca, de cuyo nombre no quiero acordarme… O directamente no recuerdo y te deja en Malmö o cerca. Ya sabéis cómo me preparo los viajes… Simplemente no lo hago, porque así dejo que la aventura me atrape y no lo hagan las páginas porno del internet mientras elaboró la aburrida tarea, para mí, de preparar un trayecto. Una vez en Malmö, el contacto que allí tenía y que la noche anterior por escrito me informó de dicho barco y también me dejó por escrito que yo era “carajote” por no mirar un mapa, no cogía el teléfono. Dejando claro que yo no había pedido esa ayuda y que se me había ofrecido hacía meses… No entendía nada, aunque ni mucho menos me enfadé, ni me sentía en el derecho de exigir, porque nunca se sabe lo que puede estarle ocurriendo a la otra persona en ese momento. Tras más de una hora buscando el parque de bomberos, del cual me decía la policía que había tres, que también dudo de aquello… Decidí marchar dirección Strägnäs, donde vive mi hijo, a unos 650 kilómetros al norte de Malmö. Mientras salía de la ciudad y ya con la noche encima, recibí una llamada de mi contacto… Le dije que no sabía sonde tenía que ir y esta vez con su propia voz me pregunto, o confirmó… Que yo era carajote… Y el carajote se cansó y colgó el teléfono. De nuevo con los guantes puestos y con la imposibilidad de responder, y sin las ganas que se necesitan para ello, puse rumbo norte. Ya sabéis… Yo y mis carajotadas… Cierto es que uno de los mensajes que me mando se disculpaba y que no era su intención ofenderme. Me puse en la situación de un “Guiri” cuando un andaluz, le dice “Hijo puta” de modo cariñoso y puede ser malinterpretado. Por otro lado, este contacto era andaluz igual que yo y para calificar a una persona de carajota, hay que tener mucha confianza, arte y gracia… y no encontré ninguna de las tres. Tenía dos opciones; continuar y que la aventura me atrapara, o volverme para ahora sí… hacer el carajote. Tiré rumbo norte mientras analizaba la situación desagradable que había acabado de ocurrir… “y si Bufalin… de tu Andalucía… jodete”

Los primeros 200 kilómetros los pasé bajo una espesa y húmeda niebla que no me dejaba ver, más allá de unos metros. Me limpiaba el casco mojando el guante y el cabreo de lo anterior iba en aumento. ¿Era yo el carajote por no haber apuntado una dirección en un papelito hacía varios días? O ¿El carajote era él por no coger el teléfono de alguien que has ofrecido, primero si casa, luego un parque de bomberos, y por último… Llama a la puerta y si no estamos acampa en el campo de futbol? ( En Suecia es libre la acampada, es gratis)
El frío hizo por fin acto de presencia. Bastante frío pero la carretera limpia y a su vez muy oscura.
En las gasolineras suecas, como en las americanas, tienes perritos calientes por 1.50 euros, casi durante toda la noche y me paré a comer e hizo que los enfados se tornaran en pequeñas muecas sonrientes. “Puto loco orgulloso” Pensé… “Pero no carajote” concreté…
La pantalla de la moto se había congelado con la velocidad y la humedad. Me percaté que si uso mucho el traje electrico, se come la batería, por lo tanto hay que ir jugando con el en la medida de lo posible. Tampoco me moría si no lo llevaba puesto y es que esto comparado con Alaska – New York, y con la cantidad de los kilómetros recorridos y a pesar de la moto no cómoda que llevo, no tiene nada que ver… aunque hasta el rabo, el toro es toro y me consta que lo más duro está por llegar. Y continué y continué. El mapa que le metimos al gps es una verdadera mierda, por lo tanto no lo uso y me dedico a mirar el del telefono, que a su vez, como tampoco funcionaba por el frío, decidí mirar carteles, que es lo que hacía mi padre de joven. Sabía que tenía que llegar a Sodetelje y de ahí a Stragnas, pero mucho antes apareció un letrero con ese nombre, el de mi destino y marcaba 155 kilometros… y por ahí me metí. No fue una genialidad, pero fue lo que hice. Era una carretera pequeña aunque bien señalizada y a veces con dos carriles en mi corriente. Pero en esas carreteritas y de noche hay que tener cuidado con el hielo y sobre toro con animales. Cuando quedaban 26 kilometros para llegar, a la derecha del arcén, pude ver una especie de sombra enorme. No podía ser una roca enorme y redonda invadiendo la carretera. No tiré de freno, solo quité gas cuando iba a unos 100 kilometros horas. A dos metros de mi rueda, unos ojos flanqueados por unos colmillos arqueados. La moto sin voz y un ligero toque de freno delantero. Un grito de los que sale del alma. Lo siguiente que escuché fue el roce de unas uñas aceleradas sprintando al otro lado de la carretera, moviendo aquel enorme jabalí. A partir de ahí la velocidad llegaba a 60 kilometros horas y me prometí no volver a hacer el carajote conduciendo de noche y menos por lugares donde afortunadamente, la naturaleza se mueve a sus anchas.

 

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Y llegué a STRÄGNÄS y la mamá de mi hijo me abrió la puerta a las 2 de la madrugada. Mi hijo dormía, pero se despertó al notar mi presencia. Un día le prometí que algún día vendría desde Cádiz a verle en una Moto, por lo tanto, esta paliza, esta aventura, ya a merecido la pena.
El Sábado lo invertimos desde temprano en buscar clavos y finalmente lo conseguimos… Bueno… Más o menos. Solo un paquete de tornillos para hielo, que normalmente se usan con ruedas nuevas, pero parece que tienen el tamaño perfecto a pesar del desgaste que han sufrido las ruedas. También, había un mensaje de mi contacto en Malmö, y al abrirlo me llegué a sentir mal, porque esa persona se sentía mal. Le dije que ahora vemos las cosas desde otras perspectivas, que quizás, ahora ya no tienen importancia. Le mandé un abrazo y que nos vemos a la vuelta. La vida es demasiada corta para pasarla enfadado.
Estamos a 1750 kilometros de llegar a Nordkapp y 6 días para que termine el invierno. A ver qué pasa.

 

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P.D no tengo WIFI y no me deja subir el vídeo. En cuanto tenga lo subo. Es lo que tiene ser un tieso.