Da igual donde viajes. Da igual si das la vuelta al mundo, si vas a la concentración del pueblo de al lado, da igual si te haces la panamericana o si pasas el peor invierno de tu vida sobre una motocicleta. Da igual que te hagas la ruta de la plata de rodillas o con la moto en el hombro, da igual que hagas el Nordkap en verano o invierno… simplemente da igual lo que hagas. Si tienes un amigo de verdad, lo primero que preguntará estará lejos de cuestiones sobre paisajes, inconvenientes, necesidades, accidentes… la primera pregunta de este será: “¿Has follao?” Y es así. Mientras tu exnovia piensa que has estado follándote a toda América, la realidad dista mucho de los tópicos y más aún en un viaje de tieso. En un viaje de tieso, no sabes donde dormirás mañana porque lo normal es buscar un lugar alejado y solitario donde plantar tu tienda de campaña sin que ni las autoridades ni civiles te toquen la moral.

En un viaje de con los mínimos medios no te puedes permitir llegar a un hotel, ducharte religiosamente y concienzudamente para preparar una cacería nocturna en la primera discoteca que encuentres. En un viaje de tiesos, la higiene es escasa y la manteca en la ingle se hace amiga y compañera y aunque eliminada mediante toallitas de bebé, tus calzoncillos serán de dos tipos; los sucios y los ventilados. Cuando veo esas películas, donde el motorista en cuestión, cubierto por una capa de polvo que no afecta al pelo, llega a una gasolinera, guiña un ojo y ya se está clavando… algo me recuerda que la tv en 3D puede estar muy bien, pero cuando saquen la tele con olores, la cosa dará más asquito, convirtiendo a la chica como heroína y valiente en vez del intrépido motorista.
En un viaje de tiesos, el estrés puede llegar a tal punto, que tu polla se convierte en una pasa de california y el lívido en una materia inexistente mientras tu amigo, en su casa está pensando que te estás dejando el pene como un lápiz y brillante como una berenjena cuando realmente, lo más parecido a una berenjena pueden ser las almorranas que a veces salen por el ajetreo y las horas sobre una máquina llegando casos en los que temes a tirarte un pedo, por el riesgo de morir a latigazos.
Lo siento amigos, pero en un viaje de tiesos no se folla y sinceramente y aunque te parezca mentira, ni se tiene ganas. Cuando llegas y comienzas a aterrizar es cuando te cuestionas y caes en esa realidad sorprendiéndote de que no tuviste sexo ni tan siquiera trabajos manuales. Eso sí, cuidado a la vuelta, que como rompas a follar, todo te parecerá poco.

Y poco más, muchas gracias por aguantarme un ratito y usar protección en vuestros viajes de tiesos que es la misma que en los viajes de ricos… usa el casco y el equipo completo, los condones… volverán contigo.