Y llego el día. Uno de esos días claves en un aventura que hacen o pueden considerarse un triunfo, una meta más. El visado de Angola, cayó en mis manos para sorpresa de todos los viajeros experimentados, gente del backpacker y para mí. Pensé en pasarme por la embajada de la República Democrática del Congo e intentar sacar el visado, al menos el de tránsito, pero pensar que tendría que quedarme en Whindhoek 10 días mas o 3… “NO” pensé directamente. Esa misma mañana reinicié el viaje con destino Angola. Dos días me costó llegar a mandos de Yumma, la cual noto cansada y sedienta de aceite. El Calor era la nota predominante. Me sentía seguro con aquella chaqueta que conseguí por 75€ el día anterior y con mi neumático nuevo, que menos mal que cambié, ya que al desmontarlo, la cámara estaba picada y soportada por una arruga, debido a que llevaba montada una cámara mayor de la debida.

La frontera llegó, el paisaje cambió y la pobreza apareció por los arcenes de la carretera. Estaba en África. Ahora sí. La frontera de Angola, ahora sí, me recordó a las de Centroamérica, donde niños te abordan para arreglarte los papeles. El calor se vuelve pegajoso y la chaqueta un horno incomodo. Sellar la salida sin problemas. La entrada un poco más debido al idioma. Precintaron por la invitación. ¿Qué invitación? Y preguntaba lo mismo, con las mismas palabras pero a un volumen doblado, creyendo que mi problema era de sordera en vez de lingüístico. El pequeño y chulo policía, finalmente miro en el visado, donde tenía el nombre del hotel de Luanda, donde lógicamente nunca iré. Entregué mi libro de vacunas y listo. El “problema” fue la moto. Menos mal que tengo un Master que me saqué en las dos panamericanas anteriores y ya iba previsto de fotocopias y fotos. Pero en esta me pidieron otras fotocopias y tres fotos de la moto en papel. Había que sacarlas. Unos chicos se ofrecieron a ayudarme, lógicamente a cambio de dinero. Hay empiezan los problemas y las tensiones. La moto la dejas cargada con todas tus cosas frente a la policía, lo cual puede ser lo mas inseguro. Monedas al aire… Y suerte. Caminando entre el gentío en busca de una copisteria. Algunos, al ver este culo blanco andar por allí, solo ve dinero. Te agarran, te piden dinero, no tienes, los chicos que te acompañan también hacen de escolta protegiendo a este improvisado cliente. No vale ponerse chulo. Hay que sonreír y mirar complaciente. El calor me tenía seco, las fotocopias y fotos carísimas en aquella copisteria regentada por un puto chino. 8€ se llevó. Hijo de puta piensas aunque solo le dices antes de irte… ” el mundo es pequeño y el karma gigante” si responde no lo escuchas porque ya te has ido. Ahora pagas 60€ en el banco. Vuelves cabizbajo y pensando… Que si esto sigue así, jamás llegaré a España.

Legal en el país, pongo rumbo al norte. Es sábado y la gente bebe en todo el planeta y en algunos países la multa suele ser los 4€ que le des al policía. Llego a Ondjiva. El polvo se apodera de la pequeña ciudad. El trafico llega de todos lados. Las mototaxis te pasan por cualquier lado mientras intentas divisar un hospedaje. “Hualá” hotel. Entro, pregunto y el precio es de 12.000 Koz ¿cuanto es eso? Saco una chuleta que hice en jhoganesburgo… ¿100€? No puede ser… Joder que si puede… Huyo. Veo otro hotel un poco mas feillo desde fuera. Ya no pregunto por habitación, pregunto que si puedo poner la tienda de campaña. “Aquí solo habitaciones” ¿Precio? 8.000 Koz (ahora lo divides por 125) “voy a tener un serio problema en este país” pienso directamente. La noche se acerca y no lo hace lentamente o eso me parece a mí. Al salir de la recepción e intentar explicarle al chico que necesito un camping en vano, y es que el portugués se parece, pero no es igual. Un chico me detiene en la puerta. ¿Donde vas? -busco un Camping. Él llama a otro encargado del “Villa Okapale” que así se llaman el hotel. “Este turista precisa una lugar para poner eu tenda, fala con el Sr….” Acompáñeme. Sigo a los dos chicos. “Esta noche Copa del Rey… Barcelona o Real Madrid?” Soy del Cadiz. ??? Ese equipo no existe aquí por lo que veo. Caminando, traspasamos la puerta trasera de una zona ajardinada. La cosa se estrecha y se vuelve a expandir. Allí aguardaba el Sr. un Sr muy grande, junto a lo que deduzco que es su mujer e hijas. Se levanta, el tipo es enorme y luce una generosa barriga. Me interroga y vuelvo a hablar de fútbol. Aquí se ve que gusta mucho. “Soy Español, de Cádiz, prefiero el Surf..” Reímos un rato, pero no me deja acampar, mejor aún, me deja una habitación gratis para mí y mis santos cojoncitos que ya parecen tranchetes. No volví a verlo más y desde aquí si alguna vez lee esto, darle las gracias encarecidamente.

Deje mis cosas y me dispuse a buscar un número de teléfono y comprar algo de comida en un supermercado. Una botella de agua en un supermercado, estaba entre 1.5€ y 3€ el litro. Sí. Lo más económico que encontré para poder comer, era unas salchichas en lata que me salieron a cazón en adobo o ternera a la barbacoa. No hay comida mala, hay falta de hambre. Esos precios confirmaban que tenía un problema y que la balanza de los acontecimientos se volvía a equilibrar… Es decir: puedes pasar por Angola, te vas a cagar pagando, no pasas por Angola… Te cagas por el camino que te toque, pero será más barato.
Puse el fútbol, no lo vi rendido por el sueño. Sin internet y cansado… 10 horas dormí sin parar.
A la mañana siguiente y temprano, reinicié mi ruta, dirección norte, sin un lugar concreto al que llegar. Yumma necesitaba aceite pero en ningún sitio encontré.

Pasaron unos 460 kms desde Onjiva a Lubango. La carretera prácticamente perfecta. Angoleñas con trajes típicos, o autóctonos caminaban. Me imagino que vivían entre la maleza. Curiosos y pintorescos negocios en la orilla del asfalto. Principalmente bares, talleres o minimercados. Colores llamativos como rosa “fusia” o amarillo pollo que tras ese fondo natural de tierra, resaltaban aún más. En las charcas las gente se bañaba mientras unos enormes árboles preciosos y macabros a su vez, presenciaban ese acto de humanos y vacas compartiendo el agua. Los niños vendían leña, gallinas, botellas con leche…
Llegué a Lubango. Buena hora, temprano. El objetivo era encontrar un camping y aceite. La escena se repitió. El polvo, el calor y en cada semáforo o Stop, me percaté que la moto se calentaba en exceso. Efectivamente, el ventilador no funcionaba. Entré en un supermercado… No había aceite. Vi a un tipo con un casco en la mano y chaqueta Motera. Tenía moto grande fijo. Le pregunté y se ofreció a guiarme. No había en la gasolinera que fuimos, era Domingo y los establecimientos estándar cerrados. ¿Donde vas ahora? -necesito un Camping. No te preocupes, hoy duermes en mi casa y luego ya veremos. Si me esperas tengo que ir en tu dirección. Podemos ir juntos.
Y aquí llevo con esta que nace, tres noches en casa de Noel, su hija y la Tita que es l chica que cuida de la niña y hace las labores de casa. Poder pernoctar aquí gratis es el tercer milagro de Angola; visado, hotel gratis y Noel… Otro ángel más de esta aventura.
Ahora, querido lector y compañero de viaje, nuestro objetivo es conseguir el visado de República Democrática del Congo, en su embajada que se encuentra en Luanda. No se lo que puede tardar, lo que si sé, es que debería de haberlo sacado en Namibia, pero ya no hay que mirar atrás… Dejemos o llevar. Hay que llegar a Gabón lo antes posible y desde allí, sacar los demás visado de la ruta; Camerún, Nigeria, Benin, Togo, Burkina Faso… O al me solos dos primeros nombrdoS pRa no estar mucho tiempo en lugares conflictivos esperando con el mohín en el culo. Pasando Mali, solo tenemos que llegar a Senegal para volver s Surfear… Mauritania, Sahara, Marruecos y Cádiz… Ya no queda ná!!!!