Y salí del Blue Skay dirección Uzumbie. Esta vez con todo lo que me acompañaría durante toda mi travesía.

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El sol calentaba una mañana perfecta para pasear en moto. Un poco de viento pero sin importancia hacía bailar los arboles que eran testigos de esa peculiar manera de conducir por esta parte del mundo; donde dar por hecho que el otro hará lo que pienso que debe hacer, provocando en el extranjero una tensión un tanto incómoda, alimentando la ya generada al conducir por el carril izquierdo. 80 km/h y aconsejado por varias personas llegué a Uzumbie, concretamente al Mantis and Moon.

 

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Un backpakers especial sin lugar a dudas. El precio por cama por poco menos de 10 euros pero con una caja donde ponía “Comida gratis” Inmerso en un mini bosque con caminitos de madera que te hacían llegar a diferentes partes del recinto. Por la noche, los dibujos y detalles que por el día no se apreciaban se volvían fluorescentes haciéndolo aún más fantásticos. Los monos paseaban a sus anchas mientras los perros les ladraban. Aquellos monos de cojones azules, se hicieron con mi bolsa de frutas en uno de los desayunos… bueno… de mis dos frutas.

El viento apretó, pero a la mañana siguiente, antes de que despertara de nuevo, pude surfear. Las olas no eran especialmente buenas, aunque estoy seguro que cuando se den las condiciones en aquel lugar, debe ser maravilloso.

Las olas volvieron a dormir y yo tuve que despertar a Yuma para continuar nuestro camino. Esta vez sin destino.

Había que internarse un poco dejando la costa y aquella carretera la pintaban mal los lugareños. Boquetes en la carretera, personas paseando por el arcén y algún que otro desafortunado y difunto perro.

La serpenteante y maltrecha carretera me llevó a St Port John. Podía oír rugir el mar. Un mar que se me antojó macabro por su color chocolate, debido quizás a la desembocadura del rio. Un ancho rio café con leche entre montaña que hacía sentir pequeño al más grande del pueblo. Entré en el pueblo. La gente miraba boquiabierta al ver a este personaje con este llamativo casco y una tabla de surf en el costado. Los limpiadores de coches que a la entrada se concentran movían sus trapos ofreciendo sus servicio, aunque me percaté que alguno dejó de hacerlo al verme.

Me pareció un lugar y una buena hora para poder surfear un poco. El primer lugar que encontré se llamaba “Outspan In” Entré con la moto y la dejé aparcada en la puerta. Un tipo regordete y sonriente…image image image

Blanco, sonreía al ver la moto. Directamente me enseñó el codo. Tenía una fresca herida recién pintada de mercromina. “Me acabo de caer en la mia” Decía sonriente y le imité en el gesto de un modo complaciente. Pregunté que si tenían habitaciones compartidas o mejor aún, un lugar para poner la tienda de campaña. Llegó Jonh, dueño de aquel maravilloso lugar y sin pensarlo, me ofreció gratis aparcar el cualquier parte del amplio jardín. Ya estaban aquí una vez más; los Angeles. Esos seres que por el simple hecho de ayudar, aparecen cuando menos te lo esperas para echarte un cable.

 

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Steave, otro amigo de ellos y dueño de la pizzería Steve de St port Jonh me invitó a cenar. Mientras hablábamos, compartimos ideas sobre viajes, experiencias y vivencias. Jonh viajó por centro América y tiene una moto en Perú. Quiere bajar a Colombia y le estube explicando como me había ido allí y me ofrecí en pasarle el dato de otros moteros para que le ayudaran allí… porque una cosa que aprendí en mi primer viaje, en Rusia… es que un motero siempre ayuda a otro motero. El bueno de Jonh me pasó datos de su amigo de East London para que me mirara la moto y otro en Port Alfred.

La idea era llegar a Coffe Bay. Un lugar mágico donde la vida acuática y la terral se dan la mano. Puedes ver delfines y vacas comer al mismo tiempo con un solo vistazo. Llegar a este lugar en mi moto y con todos mis tiestos, fue una prueba de fuego para ver como estaba la moto, los soportes y yo. Carriles con tramos de piedras, desniveles y vibraciones que nunca son buenas… pero llegamos y en perfectas condiciones. Amo esta parte del mundo. Me instalé en el Coffe Shack que por algo menos de 5 € tienes un lugar donde poner la tienda. Las condiciones para el surf no eran perfectas como deseaba, pero me daba igual. Aquella energía me impregnaba. Alguien dijo una vez, que no hay que volver al lugar que te pareció maravilloso en el pasado… yo creo que no. Volver allí y sabiendo que el pasado pasado está, me hizo sonreir al recordar a Paco chocándose con la puerta al sacarlo para poder intercambiar fluidos con aquella preciosa peliroja de Nueva York. Volver y ver a aquel chico, con 4 años más y ver como el surf lo ha mantenido fuera de las garras de la droga y que ahora trabaja y sigue surfeando ahora hecho un hombre. Volver no ha sido nostálgico. Hemos dibujado otras noches en este libro que a hoja por año ya casi van 35. Me ha encantado volver… y volveré.

Sobre las 7 me levantaba, surfear, excuersiones, surf, me permitía alguna cerveza y a dormir. Pensé en dar clases, pero no me parece ni medio ético quitar clientes. Hay cosas que creo que son sagradas… pero me percaté de una cosa… Donde estaba el recuerdo de esos primeros dias de surf en aquél mágico lugar… Conmigo viaja todo el material para que sea inmortalizado y si algún día se amortiza… bien, si no… pues no… pero ¿por qué no empezar a amortizarlo ya? Me dediqué a realizar fotos y a venderlas. La mayoría de la gente las quiere para el Facebook, no necesitan una grandísima calidad. Tiraba fotos o vídeos para luego pasárselas a sus teléfonos o Pendrives. La estancia salió gratis y encima… gané algo de dinero para continuar e incluso compré un shampoo.

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5 días en Coffe Bay. Pude salir de aquel maravilloso lugar con dirección a East London, desde donde os escribo. El “Sugar Shark” no tiene parking, así que me aconsejaron otro, casualmente el “Buffalo Backpackers” donde me atienden muy bien y es muy barata la habitación. 7€ la cama en una habitación donde aunque estoy solo con 3 camas más, es compartida con un número indefinido de pequeñas cucarachas.

La moto la tengo que llevar el lunes a la tienda de Kawasaki del amigo de John, después de un primer vistazo ayer Viernes. Van a limpiarte el embrague. esperemos que solo sea eso y podamos continuar con este maravilloso viaje. Mis amigas y yo… nos vamos a dormir. (Que asco joé)

Os dejo un surtido de fotos

 

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