Lo entiendo y es normal que muchas personas se acuerden de uno para pedirle consejos respecto a rutas realizadas, tipo de moto pero sobre todo burocráticos. Pedir consejos a otro viajero, aventurero, overlander, gurú de la estupidez, influmierder… es una falta de conciencia a la cual es muy fácil de caer. Todos hemos caído en esa “trampa” a veces deseando escuchar o preguntando a tantos como sea posible hasta escuchar lo que queremos escuchar. Sería como ir de médico a médico hasta encontrar el diagnóstico que más me convenga.
A veces me preguntan por rutas que he realizado hace 8 o 9 años, como fue cruzar África por le Oeste. “¿Necesitaste el carnet de passage?” “¿Pudiste sacar los visados en todas las fronteras o necesitaste sacar alguno en la embajada de dicho país en España?”
Es normal que también me pregunten como hice para cruzar el Tapón de Dairén o cómo mandé la moto a Sudáfrica cuando realmente nunca mandé una moto a ningún sitio para iniciar un viaje, lo cual me parece un acto de romanticismo demasiado caro, pudiendo comprar la moto en el lugar de partida. Si la idea es comprar la moto en el lugar donde comenzará la aventura, también me preguntan cómo hice para comprar la moto en aquel lugar, lo cual en mi caso solo tengo dos experiencias; dos motos en Sudáfrica y otra en Alaska y cuyo trámites son tan de papeles, burocracia y aburrido que me niego a ponerme a escribir sobre ello.
Entonces cuando me piden un consejo, incluso sobre aventuras más recientes como cruzar África por el Este, intento ser amable y les explico que hay aventuras que pasaron 8 años o que incluso donde se podía pasar el año pasado , hoy no se puede. Por ejemplo el conflicto en Etiopía y Sudán donde en creo que ahora mismo es totalmente desaconsejable cruzar por allí. También me han hablado de que ahora para cruzar a Etiopía tienes que entregar el valor del vehículo en metálico en la frontera, para garantizar que no venderás el vehículo, y supuestamente te devuelven el valor del vehículo en la siguiente frontera. Estamos hablando de que si vas con flamante BMW o tu 4×4 de 50.000€ necesitas entregar ese valor en metálico, lo cual es prácticamente improbable que tengas. Pienso que es una manera legar de no dejarte entrar en el país. Etiopía hace eso y España hace otras cosas para seleccionar quien entra y quien no entra en mi territorio. No es una cuestión de racismo, es una cuestión de clasismo, pero claro, curiosamente y nos guste o no, la mayoría de los de la clase baja son negro.
Luego está el otro punto. Donde a mí me dejaron pasar con mi infravalorada Yamaha XT 500 del 81, quizás a ti te ven llegar con una moto de la misma cilindrada pero nueva y brillante y sólo por eso, aunque sea injusto, te van a mirar hasta los centímetros que hay entre las estriberas y el chasis de la moto. “Pa chulo yo” puede ser uno de los lemas más pensado por un agente fronterizo. Por lo tanto donde a mi no me miraron el carnet de passage o el seguro, quizás a ti te pidan hasta el recibo del casco y su certificado de homologación. Todo esto puede derivar en. “¡Joé… pues el Búfalo me dijo que no le pidieron el carnet de passage aquí”! Y la culpa es para el mensajero.
También están las preguntas “del miedo”. Puedes decir que por aquel lugar no me pasó nada malo y que la gente me trató genial, pero eso también depende del “aura” que tenga cada uno, más conocida como Inteligencia Emocional, aunque pensándolo bien quizás solo sea un tema de educación. Pienso que con educación y una sonrisa se llega muy lejos, especialmente si todo esto es sincero y no te conviertes en un muñeco de plástico intentando ser lo que no eres. También pienso que a los sitios hay que llegar con la mente abierta y dispuestos a desaprender. Según donde vayas no puedes ir, y lo veo aquí todos los días, con ese espíritu salvador, paternalista y condescendiente que es el reflejo de la mentira en la que hemos crecido en Europa. Mentira que por supuesto también se refleja en la cabeza colonizada con muestras de servilismo al blanco, al cual dan por echo que es rico y que está obligado a “ayudar” aunque realmente no necesiten ayuda. Esto también lo veo todos los días.
Podría estar profundizando sobre todo esto pero no viene al caso. Lo que si viene al caso es la responsabilidad que se le vuelca al cuestionado, si el que pregunta finalmente termina en una cuneta con los riñones en la nevera de otro. Lo cual está más cerca de Netflix que de la vida real.
Me consta que otros aventureros, cansados de recibir cuestiones, les obliga a que les mande una foto con el libro que escribieron en su día y así abrirse ante los desafortunados y terrenales seres que intentan emular sus aventuras. Lo entiendo perfectamente porque cierto es, que si quieres ser amable con todos, conviertes tu amabilidad en un trabajo no remunerado de gestión de aventuras externas. Sin recibir un euro y con la peligrosa posibilidad de que tus consejos lleven a la persona al mismo infierno. Yo evito esa idiotez, aunque en algunos de mis libros explico como pasé aquella burocracias. No sé si con mejor o pero acierto me limito a realizar un resumen de todo esto con un: “No sé como están las cosas ahora mismo” y se acabó.
En mi ultima aventura ya mencionada, yo tiré de la frescura de haber hecho el mismo trayecto meses antes mi amigo Tony, conocido como Toninja. Aún así, hubo cosas que a mi no me pasaron y que a él sí o viceversa. Cierto es que me allanó mucho el camino, ya que yo tenía fecha de vuelta obligada e intenté dejarlo todo hilado para no perder mucho tiempo en burocracias. Al final todo salió más o menos bien aunque tuve la sensación de que estaba realizando el viaje de otro y no el mío, pero esto desapareció cuando por fin me dejé llevar por los acontecimientos que realmente estaban pasando en aquel momento.
Para terminar y convencerte que no me pidas consejos, recientemente fui a comprar una moto nueva, china, pero nueva y terminé comprando la misma mierda china pero de segunda mano a precio de nueva, donde nos la han mentido en el culo sin preguntar, como el beso aquel, pero por el culo y sin vaselina. El mecánico y amigo insistía que fuésemos a la tienda de un conocido que está a 70 kilómetros de casa. Allí tenía una “Big Boy”

…y el mecánico insistía en que esa era la dura, la buena, mientras que yo quería comprar una 125 c.c de la marca india Hero que aunque costaba 300 euros más y tenía 25 c.c menos, era la que me entró por el ojo. Ayer sin ir más lejos y viendo que la moto se ahogaba, cuando me agaché pude ver que el carburador tenía un palo dentro de uno de los orificios del carburador, el cual al ser extraído, atraía el filtro de un cigarro. Entre eso, un llantas que encontramos ya en casa, y que el marcador ponía 10.000 kilómetros en vez de 1000, llegamos a la conclusión de que cuando fuimos a ver la moto, a casa del dueño de la tienda, nos dieron el cambiazo cuando llevaron la moto de la casa a la tienda. Yo estaba comprando agua en la calle de enfrente y a la vuelta la supuesta moto que habíamos elegido estaba allí y sólo había que pasar la tarjeta. No comprobé nada, confié en ellos. La volví a cagar.


Me dejé llevar por otros y hoy día la sensación de estupidez es enorme, planteándome incluso el irme de este país, que aunque parece maravilloso, lo es si sólo vienes de vacaciones, pero para vivir aquí pues no, cada vez siento más que estoy lejos de integrarme aquí. O bien por mi sensibilidad que me empuja a querer mezclarme o por la realidad que hace que esto no sea posible al 100 por 100. Es imposible cuando te das cuenta que el 95 % de las personas locales sólo te quieren por tu dinero. Es durísimo cuando eres una persona sensible y después de 5 años aquí, veo que es imposible la integración. He terminado aislado viviendo en una duna y cada vez más, prefiero estar solo porque tengo la sensación que todo lo que ocurre a través de la puerta es mentira. Al final estás siempre en guardia; en el mercado para que no te timen al comprar tomates, con el pescadero para que no juegue con la balanza trucada, con el otro que nunca tiene cambio, con el mecánico del coche que ha vuelto de su taller peor de lo que estaba, con el carpintero al cual le entregué 1.200€ para las ventanas y puertas pero se le ha quemado toda la carpintería, (el pobre no tiene culpa pero siento que me he quedado sin puertas ni ventanas, ni dinero) La compañía de electricidad del país que lleva 3 meses para poner la electricidad… nada, por lo tanto la obra no puede avanzar. O el día que pagué los impuestos con la tarjeta y aunque se cobraron los 300€, el datófono dio error y tuve que luchar 6 meses para que me devolviesen el dinero. O los 3 años de juicios y lucha para recuperar parte del dinero y la documentación de un terreno que nos intentaron robar. Sabiendo todo esto un inocente me dijo el otro día que había conocido a una chica por internet, de Ruanda y que más o menos iba hace lo mismo que yo. Gran error porque hay cosas que dependen del corazón y carecen de aritmética y esta creo que es una de ellas. Me pidió consejos y esta vez fui más directo tras escuchar como actuaba la chica cuando este, le decía que no había dinero para una cosa u otra. “Te quiere por tu dinero. No te cases” Esta vez creo que salvé una vida, si me hizo caso, claro está.
Así que por favor… no pidas consejos. Cada uno cuenta la feria como le ha ido y algunos incluso adornan su feria con doble ración de farolillos, para darle a su feria un toque especial y distinto, aunque todos sabemos que tanto la feria como en la aventura, lo importante está en pasártelo bien vayas como vayas vestido y eso dependerá de como vayas mentalizado.
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