Hablábamos por teléfono sobre la vida en general y como toda buena conversación, los temas se iban enlazando de unos a otros sin darnos cuentas y el rápido paso e inesperado del tiempo era testigo de ello. “¿Sabes qué? Quédate mi moto tío. Ve por ella y para ti” Aquel regalo y leído así por supuesto que suena de maravilla aunque hay que poner todo el contexto en el horno para entender el pastel que significa. Esta conversación entre dos amigos normales hubiese dado lugar a echar una mañana en tráfico, arreglar la documentación, una gasolinera y donde haya que ir, pero en nuestro caso la resolución se complica un poco y ahora entenderás por qué. 

No sé si lo sabes pero vivo en Mozambique y el otro ser en cuestión, es Ricardo Fité. Ricardo Fité es para mí lo más parecido a ese hermano mayor que nunca tuve. Él vivía en Suecia, en Estocolmo y yo iba a aquel gélido país más o menos cada dos o tres meses en ese intento “fracasado” o quizás sea mejor definido como desesperado, de intentar dar unos valores a un hijo que crecía en uno de los países más materialistas del mundo, donde lo primero es el sistema y ya si eso luego nos encargamos de las personas. Fité me acogió demasiadas veces en su casa y digo demasiadas veces porque el pobre lo hacía cuando la situación en casa de mi ex se volvía totalmente insoportable por lo que el pobre de Fité ha podido ver lo más oscuro de mi persona, mi yo más triste, al hombre totalmente hundido que pocos conocen y que vive conmigo aunque encerrado en un cubo de basura que tiene dos candados en la tapadera, que se preguntaba qué coño era eso de la igualdad y cuando le iba a llegar a él.  

Yendo al turrón, Ricardo Fité y yo hablamos de vez en cuando para ponernos al día de nuestras cosas y fue en una de esas llamadas telefónicas cuando me dijo eso de “Te la regalo. Te hago llegar la documentación y cuando puedas vas a por ella y le das una vida más. Yo no volveré a África, no me queda paciencia para ello, así que no volveré. Quédatela” Hablaba de su Yamaha XT con la que fue desde España a Angola y que de aquella aventura nació un libro llamado “Motos, Sudor y África” donde narra todas sus peripecias hasta llegar al país Africano. 

Lo primero que hace uno es mirar el Mapa. 4183 kilómetros hay desde Luanda a la puerta de mi casa en Mozambique. Para algunas personas puede parecer una eternidad pero personalmente es un paseo y si encima tenemos en cuenta que que solo tendría que hacer la frontera de Angola a Zimbabue y de esta última a Mozambique, donde soy residente y donde solo habría que registrar el vehículo con el que paso, hasta parece fácil. En cambio cuando nos detenemos en detallados como que la moto está dada de baja en Angola hace más de 5 años, la moto está a nombre de Fité y también está dada de baja en España, ya entran cuestiones de examen para el título que deben pedir para llevar una gestoría. Tengo contactos mecánicos en Angola afortunadamente, aunque para estos casos se necesitan contactos con cierta influencia en según que ámbitos… resumiendo, con cierta sangre pirata en sus venas que tengan el enchufe necesario para conocer a fulanito o mengano y que con un par de “refrescos” te hagan un papelito que me deje sacar la moto del país con cierta garantía. Por lo que he estado mirando, no es posible cambiar la documentación española a mi nombre porque lógicamente la moto no tiene ITV, ni la vamos a llevar para ese trámite. La moto también necesita un kit de arrastre, el disco de freno delantero y algo más me dijo de la horquilla, que eso la verdad me importa poco siempre y cuando no me quede con el manillar en las manos. 

Ahora me encuentro en el punto de mandarle toda esta documentación escaneada al contacto que tengo allí y a ver que me dice, porque quién sabe, quizás los piratillas salgan a la palestra y podamos resolver parte del embrollo.

Por otro lado y esto es mucho más actual, el pequeño gran @toninja-636 (con guión bajo que no sé como carajo ponerlo) se dirige ahora mismo desde España, dirección Congo Brazzaville con una Kawasaki Ninja. Como dije hace 8 años, quizás no sea la mejor moto para andar por aquí pero aunque no lo creas, se puede cruzar el continente por cualquiera de sus costas con una Harley Davison y ya está en cada uno en complicarse lo que se quiera complicar, aunque claro está que es mejor una trail pero por carreteras principales puedes cruzar con cualquier moto, yo diría que en cualquier país de África… esto es más un tema de como tengas los lumbares que fuerte hay que estar un rato. 

El caso es que el bueno de Tony me ha dicho casi exactamente lo mismo que Fité. “ Búfalo, te la dejo allí y ve por ella cuando quieras” y en este caso sería más fácil porque según me dice, el volvería a España cambiaría la documentación de nombre en allí y luego me la mandaría. Como la moto tiene itv, no debe haber ningún tipo de problema… pero claro… la moto entrará con un nombre y con una fecha limite de 30 días para estar en el país, por lo que tendríamos 30 días para él volver, cambiar de nombre la moto, que me llegue a Mozambique y que yo pueda llegar al Congo antes de que pasen esos 30 días, que aún así, la tendré historias con ese papelito y en el Congo no tengo absolutamente a nadie ni con sangre pirata ni con ella. También volar al Congo me es mucho más caro que a Angola, quizás porque Angola y Mozambique comparten haber sido colonia portuguesa. 

Si no fuese por la burocracia la Yamaha XT ya estaría en mi casa y ya tendría el vuelo para estar con Tony en el Congo a su llegada con o sin documentación. Y también porque tengo familia, que se me había olvidado aunque siempre hay una solución. Ya os iré contando como van los trámites con todo esto porque algo me dice que debo de ir por las dos motos. Ya veremos el orden. Ojalá todos los problemas sean estos. 

Así que para terminar, quería deciros que si me queréis regalar motos yo las cojo, no hay problemas, pero que si me las dejáis en casa me ayudáis un poquito y también os puedo ofrecer cabaña y cerveza gratis por unos días en la “Bufalocueva” que con suerte abrirá sus puertas este año… ya os iré contando.