Pues no pudo ser. A los dos dias, el traje estaba de nuevo encharcado por el sudor y hacia el efecto contrario. Sin ropa que ponerme decidí mandar al carajo la aventura al menos de manera invernal. He intentado adaptar esta aventura a estas fechas pero no ha sido suficiente y lo más inteligente pensé que era aplazarlo y seguir aprendiendo. Sin duda hay que reconocer que es una de las aventuras más ambiciosas.m, y sin saberlo, que me había propuesto. Hay que reconocer que una moto puede ser dura, pero giras la muñeca y te pones a 100. El kayak es lento, no permite mucho equipaje, y con suerte puedes hacer una media de 25 kms diario, empleando 5 h de paléo diario. Los días que el viento va en contra y es fuerte, incluso es absurdo salir. No es comparable ni tan siquiera con la bicicleta. Nunca me había montado en un kayak, y aunque ya he dejado esta aventura, me tiro todos los días al agua para aprender la técnica, que ropa sobra y que necesito. Que es realmente importante y que no. Cada cuánto tiempo parar, cuanta agua llevar, cuanta comida y hay que volver a aprender a estar realmente solo. Ya no es el traje… con tanta ignorancia e intentando aprender a marchas forzadas, era absurdo. Y el que me conoce, sabe que es difícil que me eche atrás… ahora la pregunta que me hago es ¿es extremadamente dura esta aventura… o ya no soy el que era? El tiempo dirá. Os dejo esta foto y que cada uno piense lo que quiera pensar. En unos días tendréis mi último libro. “Es que africa es así” Espero que os guste. Me quedo por ahí lamiéndome las heridas. GRACIAS… SOIS MI GASOLINA.

(En la vida muchas cosas parecen ir del revés)