“Ya llegan las motos” Se decía por el pueblo como si de la primavera se tratase. Los más tempraneros como golondrinas en Febrero iban anunciando su llegada mediante el sonido de sus monturas. Los niños nos arremolinábamos a las motos que iban llegando como si de atracciones de feria se tratara. Los más mayorcitos hablaban de “par motor” “cilindradas” “Velocidad punta” mientras que los enanos nos quedábamos prendidos por la belleza más visible. A mi me llamaban la atención las “Motos de carreras” con esos faros desafiantes y cierta agresividad. Que alguien me dijese por entonces que “a esa moto le abres un poco de gas y te tira de espalda” hizo que el resto de mi vida nunca apretara el mando más de la cuenta desde parado. Es curioso que aun lo recuerde cada vez que me monto en una moto, como si de un trauma se tratara.
Tras el “Ya llegan las motos” sucedía el gran fin de semana donde los aficionados de toda España e incluso parte del extranjero, venían a ver el Gran Premio de Jerez y para llegar a él pasaban por el autopista que pasaba por nuestro pueblo. Bien pasaban por ahí o venían de dar un paseo para conocer otros pueblos colindantes de Jerez. El caso es que yo y mis amigos junto a “los mayores” subíamos al puente para ver las motos pasar. Teniendo en cuenta que por aquella época los radares eran una previsión de futuro, teníamos la suerte a veces de sentir, que no ver pasar, a motos a más de 200 kilómetros por hora con un su sonido de avión. “¿Dió cohone a visto ezo? Ezo por lo meno iba a cuatrociento… ¡¡era un pepino!!”
El mes pasado estuve en casa de mis padres. En uno de los cajones, el recuerdo de mi infancia volvió para saludarme un poco. Había un sobre de aquellos que te entregaban después de revelar el carrete que habías entregado unos días antes. Aquellos sobres que eran la sorpresa de lo que habías retratado anteriormente, sensación que prácticamente nadie ya siente por la prosmiscuidad del resultado fotográfico. Mientras mi padre hacía sus cosas en su ordenador me quedé perplejo mirando las fotos que contenían aquel sobre. Solo había motos, que ahora son antiguas, pasando por una autopista. Había pilotos anónimos con sus maletas de viajes, con sus acompañantes detrás, otros solitarios… Motos de finales de los ochenta y del principio de los noventa principalmente que a saber de ellas hoy día donde están. Miré a mi padre y le dije… “Creo que no sólo le hice foto a las motos más bonitas… sino que se las hice a todo el mundo” ya que era la condición de mi padre para dejarme la cámara de fotos… y sonreí. Por supuesto para mi en aquel momento eran “los pepinos” a fotografiar.
Entre las fotos también había un jovencísimo Valentino Rossi apoyándose en mi hombro junto a su moto de 49c.c que tenía para moverse por el box y que recuerdo que amablemente paro a nuestra llamada para hacerse la instantánea. No se le ve la cara pero recuerdo aquel momento como si fuese ayer. Nosotros teníamos pase para entrar por los box en los días previos a la carrera y amortizábamos los ticket rebuscando en la basura para llevarnos los resto de aceite que íbamos acumulando en botellas. Sí, muy underground todo. Alguno, de los mayores, recuerdo que salía de allí con neumáticos viejos para usarlos en su moto en las tandas del circuito. Creo que con el tema del reciclaje ahora mismo, nada de esto es viable. Aquello debió ocurrir por el 96 cuando aún íbamos a Jerez o El Puerto Santa María en nuestras motos de 49 c.c. Jamás olvidaré la vez que metí el Derbi Varian dentro de un bar para quemar ruedas dentro. Todo el mundo parecía feliz incluyendo al dueño del bar que me invitó cual cantante mundano.
Por casa de mis padre aún andan las fotos con el desaparecido “Arifumi Abe” un oriental que no sabría escribir su nombre, al cual conocí mientras curioseaba alrededor de su casa móvil mientras miraba flipado como su mono de una pieza y colgado en el exterior goteaba de sudor. También tengo el “copo” o “arrastradera” de una de las piernas de Kenny Roberts Junior del año que ganó el mundial. Estaban entrenando para comenzar el mundial del 2000 y recuerdo que cuando me la regaló le dije exactamente… “Este año ganaras el mundial” al oido, se separó, me miró y se rió porque no era favorito ni mucho menos, de echo el único año que ganó en su carrera fue el del año 2000. A veces me pregunto… “Recordará aquel joven melenudo que le dijo que iba a ganar el mundial” abría que preguntárselo. Otro recuerdo que debe andar por ahí guardado son los papeles del Derbi Variant firmado ni más ni menos que por Carlos Checa. Lo primero que hizo fue sorprenderse por entregarle los papeles de la moto para que los firmara… “¿Estás seguro?” Me preguntó en medio de la sonrisa… “¿Claro que sí picha” Le dije… Firmó con las comisuras de los labios mirando al cielo y me lo entregó. “Muy bien picha, ya puedo decir que Carlos Checa me hizo la transferencia de la moto” y me fui. Recuerdo que era de los pocos que te preguntaba por el nombre antes de dedicarte una firma. Genial el Checa, no sé por qué pero ahora quiero volverme a encontrar con él y contarle esta carajotada. No creo que la recuerde.
Otro gran encuentro fue con el señor 12+1 que mientras esperábamos para entregar en un recinto, me acerqué al señor Angel Nieto diciéndole… “¡Hombre…. El señor doce más uno!” al no recordar su nombre por la papa que llevaba, a lo que respondió… “Hombre… El señor Búfalo” y mis amigos y yo nos quedamos sin saber que decir, de echo él entró y nos dejó desencajados con la boca abierta esperando nuestro turno.
Luego con la edad y teniendo que emigrar fuera de Cádiz demasiado joven, cierto es que solo he ido al circuito a ver una carrera y muy muy pocas veces me he acercado al Puerto Santa María, Jerez…. Para disfrutar de la fiesta motera. Bien por flojera, por un poco de claustrofobia, por los controles de alcohol y a sabiendas que el porro de antes de antes de ayer puede dar positivo y eso era un combo insalvable para mí.
Ahora estaría encantado de estar allí, montarme en mi moto y pasear por allí, porque hay algo de lo que jamás me cansaré y es ver la cara de un niño cuando ve una moto y si en la moto voy yo, el acelerón lo tiene asegurado solo por ver su cara… Y dejo de escribir porque la pena me esta aplastando un poco. Gracias por estar ahí y cuéntame ahí abajo si algún día fuiste a Jerez en moto… quizás tenga una foto tuya por casa de mis padres.
Qué maravilla lo de los puentes.
Nosotros también lo hacíamos aquí en Algeciras, a la autovía a ver pasar los bicharracos. Había dos veces al año que se iba uno a los puentes. Una el fin de semana del Gran Premio y otra el Dakar, que también pasaron unos cuantos años por aquí.
Y aún siguen quedando niños a los que sus padres los llevan a los puentes a, ahora, vernos pasar y que les dediquemos una pitada, un acelerón o una buena V y que me sacan una sonrisa (e incluso alguna lagrimilla no lo vamos a negar) recordando cuando ese niño era yo.
Nosotros no llegábamos con los 49 hasta jerez, pero ya de más mayores siempre había alguno con sus 18 y su carnet de coche. Nos encajábamos allí a liarla. Hasta una vez con un xsara de alquiler nos metimos en el pasillo que se formaba en la avenida de los Domecq… imagina con un coche allí en medio, no sé cómo no nos volcaron.
Luego nos aparcábamos en los alrededores del circuito a dormir la mona (siempre en la acampada de montecastillo, que tenía menos papeles que un conejo de campo) y por la mañana a buscarnos la vida para colarnos en el circuito. Solo una vez lo conseguimos, por un boquete que había en la alambrada. Había un picoleto que iba y venía, iba y venía. Le controlamos los tiempos así en plan el videojuego de Commandos… oookidoki, señor, sí señor… y en una de esas tos padentro. Menudo destrozo se hizo mi colega el lombriz en el pantalón con una concertina. Menos mal que no pilló pellejo esa.
Qué buenos tiempos aquellos.
Después cuando hubo algo de perras para la entrada, pues a pelousse. He pasado frío, calor mortífero, días de viento con legañas como cocos, mojadas hasta los gayumbos, hambre, sed.
Luego han venido algunos pases vip, palcos, de esos con catering que vas como un rey moro pero comiendo jamón y con pase de paddock. Ahí se ven las carreras de lujo pero… no es lo mismo. Los pelos de punta solo se te ponen en nieto y peluki, oliendo a sobaco y a porro. Con miles de gargantas chillando, las trompetas esas pitando.
Y si te lo montas bien tienes hasta las mismas gambas que en el palco. Eso sí, tienes que cargarlas hasta las gradas naturales haciendo cola desde las 6 de la mañana para coger un sitio medio decente.
Buenos recuerdos.
Y no me enrollo más… que para este año tengo también palco vip de los buenos. De pescuezo claro, pa la casa aunque sean piedras.
Lo mismo si no pega mucho el sol me doy un paseo hasta nieto para rememorar viejos tiempos.
V’s
Que maravilla de respuesta!!! Un fuerte abrazo y gracias por compartir tu experiencia. Son días maravillosos. Espero que hayas disfrutado mucho!!
Gracias a ti por volver a escribir!!!