Ha comenzado Agosto y son muchas las personas, familias en bloque, nuevas parejas y no tan nuevas, las que van a convertir de manera tangible todo aquello que prepararon, soñaron, debatieron, ahorraron, diseñaron e incluso quizás sortearon sacando un papelito de una bolsa… me refiero a las vacaciones y con ello probablemente el viaje. 

Hay dos tipos de personas a la hora de preparar un viaje que en mi caso podríamos diferenciar entre “Mis hermanas y yo” Las personas como mis hermanas son aquella que realmente preparan el viaje desde la hora en que han de salir de su casa, o espera… voy a empezar de nuevo. Los que son como mis hermanas saben desde que volvió a casa de las vacaciones anteriores, que para las próximas vacaciones los niños el día 2 de Agosto del próximo año deberán levantarse 2 horas antes, es decir sobre las 6 de la mañana, para que de tiempo sin estrés llegar al aeropuerto X con tranquilidad y aún así probablemente por tranquilidad en vez de a las 6 se levantaran a las 5:30 para tener un nuevo y supletorio margen de error de 25 minutos. Las personas como mis hermanas saben exactamente a que hoteles irán y organizaran actividades milimetricamente adaptadas al tiempo y espacio que dispongan y engarzadas con otras actividades. Se informan de museos, lugares de interés, historia del lugar y aporrean el ordenador en busca de más y más información del lugar, probabilidad de lluvia en las fechas acordadas, una lista de “porsiacasos” necesarios que no son accesibles en el destino e intentan no dejar ni un solo cabo suelto. Tanto es así que desde mi cerebro pienso que no se sorprenderán de nada al llegar porque ya lo han visto de manera virtual. El lado o uno de los lados buenos, que son varios, de personas como “mis hermanas” y me consta que hay muchísima gente así y que el raro soy yo… ejemplo;

  • ¿Búfalo donde vas este año con la moto?
  • No sé
  • Mi primo vio una cabra con tres cuernos en la india.
  • Pues a la india iré. 
  • ¿Cuando?
  • ¿Que hora es?  

Ni calvo ni con tres pelucas. Como decía, lo bueno de esta gente es que aprovechan muy muy bien la visita en cuestión, sacándole todo el jugo a semejante inversión. No solo eso, sino que probablemente ahorraran dinero por no dejar las cosas a última hora y tienen la tranquilidad, y más aún viajando con niños, de que todas las noches tendrán cama y techo donde dormir. Otra ventaja para “los otros” en mi caso “Las otras”, es que disfrutan preparando el viaje y si se disfruta haciéndolo, la preparación del viaje se convierte en una extensión del mismo por lo que a mi forma de ver llevas “viajando” e ilusionado durante meses. 

Si has entrado en esta web con la esperanza de encontrar un croquis con el que poder preparar tu viaje -/ aventura, estás mal. Quizás deberías hablar con mis hermanas y una te podrá organizar el viaje con hijos y la otra sin hijos, e incluso que por un módico precio estoy seguro que te entregan el powerpoint de tu proyecto de vacaciones y un excel con la organización de los gastos, todo ello por un módico precio, claro está. Aquí de manera gratuita te diremos… “¡Tiiiira!” 

Todo esto esta muy bien y es muy respetable. Muchos de vosotros seréis del grupo de “mis hermanas” y otros del mío y otros jugarán una liga intermedia. He de reconocer que no han sido ni una, ni dos, ni tres, las veces que en medio de un berenjenal o bien en medio de una frontera como no hace mucho entre Etiopia y Sudán que me quedé atascado 5 días, las veces que he pensado “Picha, a ver si nos preparamos el próximo viaje un poquito mejor”

Podemos preparar absolutamente todo como lo hacen mis hermanas o podemos preparar lo justo e incluso demasiado poco como un servidor, pero a los dos grupos nos puede tocar sea cual sea nuestra preparación… “El tonto del avión”  

Hay cosas que como diría un religioso “Está en manos de dios” y que te toque el idiota sentado al lado en un vuelo de 10 horas es una posibilidad muy real. 

EL VUELO

Mi itinerario era el siguiente: Cadiz – Madrid – Lisboa – Maputo. Tres vuelos en los que la mente tiene fijado el objetivo del desafío en el tercero, como si los dos anteriores sólo sirviesen de calentamiento para el gran desafío. Se convierte en un desafío si eres fumador o vapeador y sabes que tienes 10 horas por delante. Si el avión no va muy lleno siempre puedes esperarte a que se sienten todos los pasajeros e investigar donde pueden haber 4 asientos juntos y usarlos de cama. Has de ser listo y echarle un poco de cara. No te preocupes por dejar tu asiento asignado, es útil solo para que en caso de accidente le lleven a tu familia el carbón correcto, lo cual ya no te importará un carajo. Si por el contrario y para tu desgracia no hay esa posibilidad placentera de volar en horizontal durante 10 horas de manera “low cost” tendrás que conformarte con lo que te toque al lado. Normalmente no hay problema pero si te toca el que me tocó a mí en mi último viaje, te juro que te entran ganas de comprar un “First Class” hasta que te das cuenta que pueden costar el doble y se te quitan las ganas. (Normalmente la zona first class de los aviones que van a África están llenos de generosas personas que sacrifican su vida por salvar lo que ellos mismo llaman el tercer mundo, mediante una ONG o empresarios que están en el continente negro haciendo sus negocios por puro altruismo, eso de que emplean en Africa a precios de hace 200 años para ellos poder ir en primera clase, es simplemente una casualidad) 

No recuerdo su nombre, simplemente que era un mulato de 73 años y lo que jamás olvidaré fue con la cara que llegó. 

  • ¡Quitaté de ahí, ese es mi sitio! – Me espetó con más desagrado que palabras. Me quedé extrañado pero como soy bastante despistado, especialmente si me conviene, saqué mi tíquet y comprobé el asiento. 
  • Este es mi sitio señor. 
  • No, ese es mi sitio. – Era alto, delgado y no paraba de toser entre queja y queja. Su boca me recordaba a la de un bulldog anoréxico y sus deleznables maneras a las de un nazi arrogante que con mando y poder no tiene nada que perder. Yo me armé de paciencia, la cual estaba aguantadas con pinzas ya que el mono a nicotina hace que la paciencia del yonki que la necesita se evapore en situaciones como esta. 
  • ¿Me deja ver si ticket señor?
  • No, ese es mi sitio. – ¿Estaba dispuesto a pasar las próximas 10 horas sentado de junto a ese entrañable señor que ahora se había convertido para mi en el puto viejo de mierda? No, no lo estaba. 
  • Pues hable con la azafata. – Y me quedé sentado ignorando al viejo, el cual tenía su vieja polla demasiado cerca de mi cara. 

La azafata llegó y le enseño al amable idiota su verdadero sitio, que era justo a mi lado y la ventanilla. Las hileras laterales de asientos eran de solo 2 asientos, por lo tanto estábamos los dos sentados codo con codo. El hombre se sentó sin antes dejar de quejarse entre dientes de su mala fortuna, quizás aun creyendo que tenía razón y yo y mi mono a nicotina, desestimamos la posibilidad de cederle nuestro sitio junto al pasillo por el simple hecho de dar por culo. Yo oteaba la posibilidad de cambiarme de asiento pero el avión iba realmente lleno. Me tuve que levantar para que el señor, de los últimos en sentarse, pasara a su asiento junto a la ventana. Que llegara el último al asiento no le impedía luchar por su posición de codos en los reposabrazos. En esos momentos se despierta una lucha encarnizada por hacerse con esos dos putos palos laterales, encarnizada pero camuflada en unos rostros con falsa camarería. Es este caso, ahora que lo recuerdo, fue más grotesco. Se sentó y colocó sus codos en los reposabrazos tras empujar los míos, los cuales resbalaron y cayeron inevitablemente. Me mordí la lengua. 

Hice una llamada pos despegue a mi mujer y al colgar me llevé una sorpresa sobre mi compañero de viaje. 

  • ¿Con quien hablas? – Preguntó sin un atisbo de vergüenza. Es más… juro que lo hizo con cara de asco. “Quizás es que el pobre no tiene otro registro de rostro” pensé. 
  • Con tu puta madre, ¿por qué? – Fue lo que pensé aunque realmente le dije – Con mi mujer. Mire, es ella y este es mi hijo. – Contesté intentando crear un acercamiento, partir el hielo, calmar la aguas… ya sabes… 
  • ¡No los dejes tirados! ¿Le has sacado ya la documentación de Europa? Por que ese es mi hermano y no permitiré que los dejes tirados en África cuando se te antoje. – Mi cara de estupefacción es más fácil que la imagines a que te la defina con palabras. Me soltó aquello mientras parecía masticar la nada con aquella dentadura de finos dientes que generaba un rostro aún más desagradable que sus propias palabras. 
  • Ya tiene su documentación. Lo que hiciese su padre contigo y tu madre hace muchos años no nos convierte al resto de los blancos en su padre. Aunque viendo que estás en Lisboa me demuestra que tan malo no sé – Y le dediqué una sonrisa y girando mi torso hacia él, le hice saber que no tenía salida, que la ventana no se abría y que ya estaba comenzando a cansarme su aptitud de mierda. Volví a acomodar mi espalda en el asiento y con mis codos le hice una señal de quien podía ser el más hijo de puta de los dos al hacerme de nuevo con mi espacio robado. El hombre tomó una aptitud casi infantil, como un niño que ha sufrido una reprimenda y entre avergonzado y dolido se mostró vulnerable. Que cerrara la boca y con ello se perdiera el continuo arco desagradable que dibujaba su boca, lo convirtió en un inofensivo señor mayor entrañable y delicado que sin hablar rogaba paciencia. Todo mierda… estaba cogiendo carrerilla. 
  • ¿Cuanta gente tienes trabajando para ti en Mozambique? – Volvió a toser entre sus piernas. El avión aún no había despegado. 
  • A ninguna
  • ¿Ni en su casa? – Preguntó extrañado. 
  • Ni en mi casa. 
  • Mi padre nos llevó a vivir a Portugal cuando éramos pequeños pero yo me volví a Mozambique. En Africa teníamos en casa a 5 personas trabajando para nosotros mientras que en Portugal no. Acostumbrado a eso… no, no podía vivir allí. 
  • ¿Así que preferiste Africa porque tenías criadas para ti? 
  • ¿Y tú por qué no tienes?
  • Pues porque no lo necesitamos. Nos repartimos las tareas y ya está. 
  • No sé por qué mi país deja vivir a personas como tú que no producen riqueza ni nada de nada. – De nuevo me dejó a cuadros.
  • Y usted… ¿de visita en Europa? – Intentaba buscar mi turno. 
  • He venido al médico a hacerme unas pruebas. – Era mi turno de réplica. 
  • ¡Ah! Entonces los tienes todo a mano ¡eh ! Servicios a precios de esclavos para usted en África y Sanidad Europea cuando se necesite. Quizás es Europa la que no debe dejar entrar a personas como usted, que no aportan nada económico al país ya que no vives ni produces en él pero usas sus recursos médicos cuando los necesitas. 
  • ¡Yo soy portugués!
  • ¿Ahora también eres mi hermano? 
  • He dicho portugues, no españolito como tú. 
  • Europeo ambos 
  • Da igual, da igual. – Dijo quizás acorralado.
  • Quizás es lo bueno y lo malo de los mulatos como usted. Que pueden ser de varios sitios pero que a la vez no son de ningún sitio y depende del día usted se sentirá más europeo y blanco que nadie y otros días serás el mayor de los negros africanos revolucionarios que haya dado el mestizaje. Un poco veleta ¿no? 

La conversación absurda pero interesante a la vez, cosa rara, fue cambiando de puntos concretos. Adiviné que según le convenía era una cosa un otra como si tuviese la capacidad de metamorfosearse según le convenía. Me llegó a insultar al enterarse que había cruzado África en la moto. Me llamó inconsciente y mal padre por ello y entonces es cuando me di cuenta que por parte de su papá, que era el blanco y europeo, lo había criado en el miedo absoluto. Dijo que era un inconsciente por surfear en Mozambique a sabiendas de los tiburones que hay. Que era un idiota por haber cruzado África en una moto y que él mismo aun siendo super africano en aquel punto de la conversación, no cruzaría el continente ni en coche porque; “En Africa no hay ni seguridad, ni ley, ni sanidad” decía de manera tajante. Yo le dije que mi “inconsciencia” me hacia libre y que su “conciencia” (que podría llamarse miedo inyectado) lo hacía prisionero de sus propios miedos. Le dije todo lo que había hecho a mis 42 años por falta de conciencia y pedí que analizara cuantas cosas dejó de hacer porque su padre le inculcara la cultura del miedo, como por ejemplo bañarse en cristalinas playas de su propio país. 

“Espero que mi hijo el mulato no se convierta en algo así” pensé unas 263 veces durante las 10 horas de vuelo. Os puedo asegurar que aquel vuelo da para otro libro. 

Por lo tanto y sabiendo que puedes ser de mi grupo o del grupo de “mis hermanas” hay cosas que por mucho que prepares, siempre quedarán en lo que llaman algunos “en las manos de dios” aunque prefiero llamarlo en manos de la causalidad o de la casualidad. Sea como fuere y si estas a punto de salir o que por el contrario ya has salido y he tenido la suerte de que me hayas dedicado un rato desde dentro de tu ocio… diviértanse, absorban y sientan todo lo que los mundos que hay dentro del mundo, están dispuestos a ofrecer.