¿Son solo Hierros?


Las motos… ¿Son sólo hierros?

Siendo sincero no sabría que decir y a medida que esta pantalla en blanco se vaya llenando de letras quizás me ayude a esclarecer mis dudas. En total podríamos decir que son 5 motos las que tengo y el valor en el mercado español se podría catalogar de 3.000 euros en total lo que esclarece una de las posibles cuestiones y es que por dinero no las tengo. Una es una Bmw R1100r del 97 que casi sin darme cuenta, me he pegado 6 años con ella arreglándola poco a poco y le he hecho unos 3.000 kilómetros. En este caso el cariño sí que podríamos decir que es solo material por el dinero y tiempo invertido en ella. La compré por solo 1.000 euros a sabiendas que no sabía que me iba a encontrar y ya sabes como funcionan estas cosas; si empiezas a arreglarla es complicado parar con la excusa o francesita “Bueno ya que estamos…” Para mi sorpresa y con un tanque que aunque BMW no es el original, sí que pasó la itv y ahora es utilizable hasta el 2025. Cuando pasó la itv sólo me quedaban 2 días lluviosos en Cádiz y me dije que la dejaría en el “Garaje 18” con la batería desconectada y sería mi moto para usar en Europa. Pero mientras, los días pasan lentamente en esta parte del mundo y pienso que aquella moto está allí parada en una eterna semioscuridad mientras aquí estoy yo sin moto. Entonces es cuando te haces esa pregunta. “¿No es sólo un hierro? Véndela y ayúdate a comprar una en condiciones” pero te da pena y esta cambia de lado cuando te percatas que quizás tardes un año en volver a la tierra para al final usarla unos días, que si voy con la familia, quizás ni eso pueda usarla porque tres en la moto en Europa no es factible.

Escríbeme si la quieres. 2.900€ no negociable. Está perfecta de motor. Totalmente revisada.

Luego hay dos motos con matrícula de Sudáfrica: La Yamaha XT de 1981 y una Kawasaki KLR 250 c.c. Con la XT hice mi reciente aventura desde Mozambique a España pasando por Oriente Medio. Fue la moto que compré junto a Manolo en Johannesburgo y con la que llegué a Mozambique y conocí a mi mujer. Los precios de este tipo de moto en España son elevados. Son piezas de coleccionista y entendidos y es difícil encontrar una por debajo de los 5.000 pero la mía, aunque estoy seguro que tras un engorroso proceso se podría matricular, ahora mismo es como si no valiese nada en lo económico pero demasiado valioso en lo personal. ¿Puedo deshacerme de ella? Todo tiene un precio dependiendo de las necesidades de cada uno. Si al llegar no la hubiese vendido por nada del mundo, hay días aquí sin moto en las que uno hasta se plantea malvenderla.

La otra sudafricana, la pequeñita Klr de 250 me trajo por la costa Oeste de África desde Sudáfrica hasta España junto a mi tabla de surf. “Es que África es así” y por lo tanto el cariño que le tengo también es muy especial. Aún sigue allí parada después de tantos años y esta es cierto que no la he vuelta a arrancar desde que llegamos de aquella aventura hace ya casi 8 años. 

Luego está la Kawasaki KLR 650 con matrícula de Alaska y con la que hice dos panamericanas y Alaska- New York en invierno “Garaje 18” y me coincidió el que fue el invierno más frío del siglo. A esta última sí que la intenté matricular en España pero después de pagar a un perito 90 euros e ir a la ITV, en la itv me pedían otra cosa que no era posible sin la itv… desistí con la moto completamente reformada. 

La otra es una KTM 600 o 650 con la que di la vuelta al mundo, mi primera aventura. Esta se encuentra desde hace unos 10 años en el taller de un colega y la conclusión es que necesitaba un motor nuevo. La vi por última vez hace unos 5 años y estaba abarruntada en una esquina del taller llenándose de tiestos ajenos a ella poco a poco. Si sabes de un motor LC4 dime algo… o mejor no me digas nada. En aquella época no había manera. 

Y aquí estoy yo en la otra parte del mundo y sin moto. A veces me levanto y me digo que quizás ha llegado la hora de desprenderse de todos esos hierros. Se pueden vender sin papeles para piezas o restaurar, legalizar en España e intentar venderla, especialmente pensando en la clásica XT, pero luego hay una realidad que como una sombra sorpresiva de verano me atrapa cuando me encuentro frente a ellas y es que dejan de ser hierros para convertirse en recuerdos. Cuando he vuelto a verlas y delante de mi amigo que es quien me las guarda, tengo que hacer un gran esfuerzo para no romper a llorar (lo hago luego en soledad). Son miles de recuerdos los que llegan a mi cabeza cuando estoy frente a ellas. Flashes en forma de imágenes e incluso sonidos se agolpan en mi cabeza haciéndome revivir de algún modo tramos de la aventura. El tiesto, el hierro, lo inhumano y material se convierte en una máquina del tiempo pudiéndose catalogar e incluso como objeto con alma. Cuando pienso en despojarme de ellas pienso que debe de ser igual que el desprendimiento de la ropa de un ser querido que ya no va a volver. Hay que hacer un ejercicio muy grande cuando con ese tiesto que llegaste a odiar toca desprenderse. Luego llega la otra cuestión ¿Me compensa venderlas? El valor económico de estos tiestos puede hacer que tras la operación te sientas como un gilipollas, de echo estoy seguro que será así. Cierto es que hoy por hoy me sale gratis tenerlas gracias al colega. ¿Pero que hacen allí? Nada. Y la cuestión vuelve al punto de partida. Otras ideas que surgen son, por ejemplo la Yamaha XT, llevarla andando hasta Suecia, donde está mi hijo y regalársela pero claro, el valor y el cariño que yo le tengo a esta moto son infinitos mientras que a ojos de mi hijo lo que ve es un viejo tiesto que probablemente termine muriendo igual pero con más frío. No lo sé, lo único que sí sé  es que en Suecia es más fácil todo el tema de legalizar vehículos clásicos. 

Otra idea que ha sobrevolado mi cabeza es traerlas todas en un barco a Mozambique, pero hay una cosa que se llama “aranceles” que es como una lotería que depende de quién esté en el puerto el precio es uno u otro. También no hace mucho me mandaron un paquete con menos de 1 kg de ropa usada y me querían cobrar 75€ de tasas y se te quitan las ganas… a eso hay que añadir que matricular un vehículo en Mozambique es carísimo, normalmente el precio del vehículo según una lista que tienen ellos. 

En definitiva que no sé que hacer con los tiestos que tengo allí y me he aclarado mientras escribía, que voy a empezar a vender la BMW que sé que está perfecta de todo y con menos de 50.000 kilómetros y desprenderme de ella me dolerá menos porque no he vivido ninguna aventura con ella, excepto la de arreglarla poco a poco y con mucho esfuerzo. La otra conclusión a la que he llegado tras aporrear el ordenador, es que las motos sí que son un tiesto y tienen el alma que nosotros queramos que tengan el cual es directamente proporcional a las experiencias que hayamos tenido con ellas. Para mí mis motos son joyas, mientras que un perito le pondrá un precio a lo que ve y jamás se lo podrá poner a lo que a mí me hizo sentir. Dicho esto, tengo varias joyas en Cádiz, que ya veremos si vuelvo a lucir algún día o por el contrario las llevo a un joyero o quien sabe… quizás terminen en una vitrina algún día… pero para mí, hierros hierros…. No son.