Cariño… ¡cómo hemos cambiado!

El otro día me encontraba en Suecia poniendo una lavadora. La carbona solo tenía un botón central circular y a un lado una simple botonera parecido a la de una radio de los 80 aunque digital y táctil; ya sabe… el play y sus colegas. Pero el cabrón era el botón central el cual se encontraba rodeado de inteligibles “palabros” con vocales lejanas al castellano. Una “ö” que no deja de ser una “O” aspirada. Una “A” con una aureola en su cabeza, la cual soy incapaz de escribir con el ordenador y palabras que desconocidas que no se parecía a nada del español. Pero estamos en el año 2018 y existen aplicaciones ¡Translate con las que le haces una foto a un texto en el idioma que sea y esta te lo traduce. También tienes la opción de hablarle al teléfono y que este lo traduzca al idioma que sea. Estos avances en la tecnología ya los conocí en Corea del Sur hace unos 8 años en la que fue mi primera aventura y aunque no funcionaban muy bien por allí, era una pista de lo que iba a llegar aquí.

 

En Corea del Sur tuve una movida con el idioma importante. No muchos hablaban ingles y mi inglés de entonces no lo entendía un inglés. El caso es que para llegar al aeropuerto de “Inchón” y teniendo en cuenta que las moto no podían circular por la autopista, yo debía coger un barco y con la barrera del idioma me costó unas 13 horas averiguar ese pequeño detalle y muchísima frustración.

Con la aplicación que os hablo, la lavadora fue puesta en marcha en cuestión de segundos y desde que la tengo, puedo hablar con el abuelo de mi hijo, al cual conozco desde hace 11 años y nos hablamos desde hace unos meses gracias a esta aplicación. Cuando la instalé me dije: ¿Como hubiese sido mi vuelta al mundo con esta aplicación? Recuerdo en la frontera con Rusia o simplemente en Hungría o Ucrania la cantidad de conversaciones que quedaron en el aire y la de complicaciones que tuve por la barrera del idioma. ¿Es más fácil ahora? 

En 8, ya casi nueve años las cosas han cambiado muchísimo. Los teléfonos no tienen nada que ver con los Nokia de entonces. Ahora un teléfono te hace de GPS, cámara de fotos, traductor… y las mil y una posibilidades que tienen estos pequeños ordenadores de bolsillo. 

Mi cuestión es… ¿se puede considerar aventura viajar con un teléfono de los que tenemos ahora? En mi caso, mi antes y mi después, está claro que aquella aventura sin teléfono y con un Gps que solo me marcaba la posición, está mucho más lejos de mi último intento de aventura en el kayak donde había instalado las cartas náuticas y una aplicación que me decía con total exactitud toda las noticias sobre el viento, dirección para toda la semana e incluso si era buenas semana de pesca o no donde me encontraba. ¡Que complicado es perderse! 

haz click en la foto para ver el video que le hizo antena3

Foto con Cosi Bernardino y su hijo. Pudimos quedar para que me diera un consejo : ” Tu tira que no pasa ná” 

Recuerdo mi conversación con Cosi Bernardino el cual dio la vuelta al mundo en su moto en los años 90 con la tecnología que había entonces que no era otra que un mapa de carretera. Cosi mandaba postales a sus familiares mientras que nosotros escribimos un “wasap” a cualquier amigo y lo recibe en segundos y su respuesta también. Antes mandabas una postal, dabas por hecho que llegaría y continuabas tu aventura sin recibir ninguna respuesta ya que como buen nómada no tenía un sitio concreto durante un mes. Tus familiares no sabían si estabas bien o mal en el momento de recibir una postal, e incluso si estabas vivo o muerto después de la fecha de envío. 

Incluso siento cierto vértigo al ver en la distancia mi vuelta al mundo y no tenía nada que ver con la de Cosi. Yo también llevaba un mapa del planeta y poco más, pero llegabas a un sitio y tenías wifi y un pequeño ordenador donde preparar la ruta para el día siguiente. Ahora te pones el destino en el teléfono y te dice hasta donde puedes cagar y el tipo de papel que tiene ese baño en cuestión, porque hay alguien que lo ha comentado en las reseñas del lugar. 

Ha veces que, tanta comunicación y tanta prontitud en las respuestas a necesidades, me hacen ver o me imagino como una gran mano llamada tecnología ya nos ha pillado con su enorme mano y nos tiene bien agarrados. ¿Quien de los que lee esto se plantea hacer una aventura sin teléfono? Cuando hablo de aventura, hablo de irte a otro país con las dificultades que ello conlleva si lo haces sin teléfono. Yo personalmente no sabría que responderte. 

Pienso que a medida que avanza la tecnología a la que tenemos acceso, la palabra aventura va perdiendo fuerza. Minimizamos los riesgos como yo al poner la lavadora, la cual, aquella colada no sufrió ningún percance gracias al traductor poniendo el tipo de lavado con éxito y lo mismo ocurrió con la secadora. 

No sé en que punto nos encontramos y si realmente me gusta ese punto. Sin contar ya con la realidad de que gracias a nuestro teléfono estamos localizados por satélite las 24 horas y en caso de fallecer, hasta ese romanticismo con la muerte se pierde a no ser que lo hagas en el mar. Veo que mucha gente se alegra por tantos avances, pero creo que dejamos atrás el término medio para pasar a un extremo, del cual ya es difícil volver.