La idea estaba clara; Que no estaba clara la idea. 

Después del fructuoso intento con el kayak, con el cual aprendí quizás más cosas que de haber concluido la aventura, me quedé pensando en casa de mi hijo sobre mi futuro. 

La madre de mi hijo fue por tercera vez a recogerme con el kayak. Le advertí que no lo hiciera pero luego le pedí que olvidara mis palabras del pasado para viniese por mí. De algún modo me llevó la contraria como suele hacerlo aunque lo agradecí. 

<<¿Qué hago ahora?>> Dije mientras desayunábamos de pié en la cocina. Mientras mis palabras salían por la boca, la mirada andaba perdida por algún lugar de la vitrocerámica, quizás midiendo los círculos, quizás imaginando que eran ruedas. Era lo de menos. Al mismo tiempo la pena y la imagen del video donde mi amigo Sasha perdió la vida en aquel desgraciado accidente de tráfico don días antes. Es curioso cuando tu cuerpo siente cierto desdén por el ahora, tapando la felicidad con una manta negra y sin saber por qué. ¿por qué andaba triste en aquella pequeña isla dos días antes? Cuando Sasha me invitó a su cumpleaños desde el otro lado del mundo me fue imposible ir por motivos económicos. Dije que intentaría ir el próximo año y ahora es imposible porque Sasha se fue para siempre haciendo lo que más le gustaba; andar en moto.

 

Seguía masticando con la mirada perdida. <<Puedes quedarte aquí con nosotros. Es más fácil cuando estás aquí>> Dijo la madre del retoño. Me limité a sonreír sin mostrar sarcasmo pero me fue imposible. Si algo he aprendido en los últimos 7 años de separación, es que a partir del cuarto día de visita empiezan a sobrar días, horas he incluso minutos en un acto contrariado de sentimientos. ¿Todo el invierno allí? Ni de coña. Por el bien del crío, de mi equilibrio mental y la tranquila vida del vecindario. 

<< Creo que debería de ver a Manolo, el hermano de mi abuelo. Hace ya 3 años desde que hice la aventura (#sudafricadiz ) y le prometí volver para verlo. Tiene si no recuerdo mal 82 años y hará 83 en breve. >> Resumí teniendo en cuenta lo ocurrido con Sasha y sabiendo lo que puede hacer la naturaleza a esas edades. Ella continuó con la proposición de quedarme allí, pero le intenté hacer ver una realidad tangible y real. Me resultaba extraña su proposición y después de analizarla una y otra vez, me di cuenta que el papel de ella era el de boxeador y el mío el de saco de boxeo, por lo tanto ella tenía otro punto de vista, muy ajeno al mío sobre la relación. Le di las gracias pero aquello no iba a ocurrir. Prefería intentar volver con el kayak hasta Cadiz remando por el arcén de la autovía que aquello. Triste pero real. 

Antes de que la conversación se convirtiese en otra bronca absurda con argumentos en los que ella cuestionaba si quería a mi hijo o no, con el simple ánimo de hacerme sentir mal, en vez de que aceptar que lo que me sobraba era ella y no el niño, me puse a mirar vuelos a Johannesburgo. Aún no había abierto la aplicación sonó un mensaje de Whatsappd. Increíblemente era Manolo. No hablábamos desde el 13 de Febrero. Su mensaje, que era un audio decía básicamente: “Fernando, aquí tienes una maleta que estaba en casa de Elvira ¿Que hago con ella? Aquí tienes una cámara ( En realidad era un trípode) y más cosas. Mira… te la guardo aquí y te vienes por ella. Gracias” 

La mandíbula se me desencajó y hay señales que son demasiada claras. Miré vuelos y había uno para principio de diciembre por 430 euros ida y vuelta, está última el 20 de Febrero. En el kayak aprendí que me encanta la aventura pero no me gustaba el medio. En aquella isla donde en una sola noche ocurrieron mil y una cosas, volví a esa sensación de encontrarme y que tanto añoraba. Ese sexto sentido que despierta a la intuición y esos hoteles de cien mil estrellas. Tenía en la cuenta unos 500 euros y un kayak en el campo para vender. La madre del niño me dijo que se iría dos semanas a España y que le vendría bien que me quedara con el niño. Así sí. Así que compré el vuelo y lo demás ya se vería sobre la marcha. También estaba a punto de sacar el libro “Es que Africa es así” y si las ventas llegaban a una cuarta parte, en el primer mes de salida, de “Garaje 18” Podría salvar un mes en Sudáfrica con Manolo e incluso plantearme una aventura por allí. Lo que no me apetecía después de estar meses escribiendo, día tras día, era volver a la incomodidad de alquilar, salir en verano y vuelta a empezar, aplazando aventuras por climas allí o aquí. “No planees nada como has hecho con el Kayak. Vuela de una puta vez” Me dije. 

Estamos a 10 de Diciembre. Fuera llueve con agonía y lo que sería una visita para saludar a Manolo y marchar a la costa con el medio que fuera, se ha convertido en un compromiso. Manolo sigue en forma. Justo ahora hemos vuelto de mirar motos de segunda mano por la ciudad y mientras volvíamos al coche, que lo conduce él, a empezado a llover y Manolo se ha puesto a correr a sus 82 años como si fuese un chiquillo que juega con la lluvia. Es de ideas fijas y quiere que las cosas se hagan como y cuando el quiere y eso a desembocado en un pequeño encontronazo sin importancia. Me consta que lo hace sin querer y es el resultado de estar solo y yo de eso entiendo un poco. Y dos personas así, tan iguales y diferentes al mismo tiempo, ya os podéis imaginar. ¿por qué 8 días aquí? Porque la chica que lleva trabajando con él se va pasado mañana a su país después de 6 años y Manolo necesita pasar por el taller para una operación sin importancia. De ahí mi compromiso en ayudarlo hasta que se recupere y de ahí que no sé hasta cuando estaré por aquí con él. Que fluya… que todo venga como tenga que venir y sobre la marcha iremos viendo que hago con mi vida. 

Así están las cosas por ahora. Aunque diga que fluya tengo una idea que es llegar hasta Kenia en moto, luego llegar hasta Namibia y volver a casa de Manolo por la costa y saludando a todos aquellos que me ayudaron en ese tramo de ruta. 

La vida aquí es complicada, eso es una realidad. Las casas son cárceles y en esta no tengo wifi para conectarme al mundo, lo cual por otro lado agradezco. Me levanto sobre las 7:30 de la mañana y hago mi tabla de ejercicios. Luego desayunamos y hablamos sobre la vida. Luego nos vamos a realizar recados que nos inventamos por tal de socializarnos un poco, volvemos, comemos y yo me pongo a leer para luego dejarme caer por el sueño una hora. Me despierto y vuelvo hacer ejercicio. Preparamos la cena lo que a Manolo le lleva una hora y media ya que no come nada precocinado, comemos mientras vemos una serie sudafricana que le gusta y luego nos vamos al patio, donde nos dan las 12 de la noche. Nos acostamos cada uno con sus armas cerca y al día siguiente… vuelta a empezar. Salí de Suecia con 98 kilos y estoy en 87. La idea es quedarme en 79 o 78 kilos, ya que puedes comprar una 125 nueva por 1200 euros… aunque ya os digo… sobre la marcha. 

El libro no se está vendiendo como se esperaba. Un libro de 650 páginas no es viable pero Africa y aquella aventura no podía resumirla en menos. Como he dicho muchas veces, porque creo que hay que explicarlo; Amazon imprime y distribuye, lo que me permite publicar sin pasar por los filtros y los compromisos de una editorial y sin tener que invertir un solo euro. Mi beneficio por libro son de 5 euros, lo mismo que por Garaje 18, pero claro… al ser tan gordo el libro sale por 25 euros. De todos los que lo han leído 6 personas han dado su opinión en Amazon y se mantiene con 5 estrellas. Con eso me vale y soy feliz. 

Os seguiré contando a tod@s como va esta aventura que he titulado #sinrumbufalo 

P.D Siento no poder poner un arsenal de fotos. Es que Africa es así.