Me proponían como era mi vida en África pero intentándome alejar de generalizar me centraré en Mozambique porque al igual que en Europa, estoy seguro que no es lo mismo vivir en España que en Noruega o en este caso en Mozambique que a la vecina Sudáfrica.
Mozambique es en general un país tranquilo aunque lleve 5 años en guerra por la zona norte, así que a su vez habría que distinguir entre la vida en Inhambane a la trágica situación en Cabo Delgado, donde llegaron los samaritanos a sueldo con la excusa de buscar agua, encontraron una gran reserva de gas y se montó el tétrico circo macabro que representa cualquier guerra.
Llegué aquí por casualidad en una de mis aventuras con la idea de estar unos 3 días pero me lié una mijita. El año que viene hago 5 años de casado y podré acceder a la nacionalidad, evitando así el pago de 500 € anuales por el permiso de residencia que ya que la propuesta era exponer lo mejor y lo peor, lo peor son estos trámites que a mí personalmente me resultan tediosos (Ahora que lo pienso…. aquí y en la conchinchina).
Lo que más me gusta de aquí son las playas, la gente, la seguridad, la “libertad”, mi mujer y mi hijo.
Ser blanco en países de África como Mozambique
Y lo que menos me gusta es ser blanco. Al igual que el blanco, el occidental en general tiene una percepción errónea de lo que es África y lo que es el africano en general, porque hay que volver a ese punto ya que tendemos a generalizar. El negro también tiene televisión y también vive engañado sobre lo que realmente somos nosotros como europeos.
A nosotros solo nos enseñan las miserias de aquí y a ellos las vida de telenovelas de allí. Aquí un blanco siempre será rico y no hay peor para un tieso blanco como yo vivir entre negros. Esto para una mente libre que no distingue colores es un tormento porque en el intento de adaptación del lugar puede llevarse más de un palo emocional llegando desgraciadamente para uno al auto-aislamiento.
No sé cuando una amistad de una persona local es real o no y al final somos humanos y yo al menos he sufrido mucho con esto. No es lo mismo pasar unas vacaciones aquí que vivir y es triste que sea mi mujer la que tenga que hacer la compra en tiendas locales porque a mi me cuesta el doble, o las obras de la casa.
Han pasado varios años para obtener una respuesta a una cuestión que me taladraba al llegar “¿Por qué los blancos se juntan principalmente con los blancos? y puede que la respuesta sea esta. Triste pero cierta. No es una cuestión de racismo sino de clasismo. Quita los colores de las personas y veras que en nuestra ciudades Europeas también ocurre.
Las clases se juntan o bien en el hipódromo y abajo de un puente según la clase social o socioeconómica que tengas. Viviendo aquí es como andar siempre por la cuerda floja de tus sentimientos, porque aunque tieso sería de hipócrita no reconocer que tengo muchas más facilidades que muchos de ellos tan solo mirando el pasaporte.
Cuando llegas quieres o te sientes con la “obligación” de ayudar y son muchas las veces en las que la “ayuda” e intentar ser “bueno” según tus valores, terminas dando el paso a “tonto”. Esa zona en la que una reacción que adquiere su justificación a lo largo de los años y no por los ojos de un turista.
Otra parte que no me gusta de ver aquí son las ONG. En resumen vienen con buenas intenciones pero se quedan por la pasta a sabiendas que la ética y objetivos quedan a un lado pero esto es un David contra Goliat que no me pienso meter, pero que tampoco vengan a darme clases de ética… aunque habrá de todo.
¿Y por qué sigo aquí?
Dicho todo esto, si aún sigo aquí es porque amo a mi mujer, porque hemos iniciado una vida juntos aquí y aunque esté en un “paraíso” que no se os olvide que yo soy de Cádiz, sin lugar a dudas el equilibrio perfecto es la tacita de plata… y esto me hace saltar más cuestiones. ¿En que me he convertido?
Cierto es que antes de hacerme estas cuestiones en la soledad de un salón que añora a mi vera la presencia de mi hijo y su mamá, me deleitaba con un dos papeles anhelado después de una sequía obligada, y ahí ha sido cuando estas cuestiones han surgido por la aureola que recorre ahora el contorno de mi cuerpo y estoy seguro que por santo no siento de esta manera ni tengo este brillo. (El globazo es espléndido).
Prosigo y pido disculpas y entienda por favor que sin querer me pierda por las ramas… a lo que iba… que me veo aquí en el salón y me he dado cuenta de que estoy a 8000 kilómetros de la tierra que me vio nacer, con un videoclip de Bob Marley proyectado en el salón en la oscuridad invernal de un país que esta tan lejos, que otra estación del año recibe, opuesta a la de mis genes. “Que lejos estoy”.
Y ha sido cuando me he percatado que el viaje que comencé hace más de 4 años, realmente me cambió la vida. Otra cuestión que me hago es si moriré aquí y si puedo viajar solo una vez al año a mi tierra. Hay que aceptar que los años se reducen a esos días con los tuyos, como si fuese una eterna espera…
¿Cuantos días veré a los míos en los que nos queda de días en la vida? Los ves envejecer por días porque verlos una vez al año no da para más. Soy feliz pero echo de menos el acento de mi tierra, los saludos por la calle y el humo del café porque hasta el frío y la puta humedad de Cadiz, este viajero, vaya donde vaya la echa de menos.
Si veo a conocidos caer con 60… ¿qué te voy a ver 10 veces mas en mi vida si te toca a ti hacer el viaje sin retorno? Cierto es que hay gente que he visto que no sabía que no iba a volver a ver.
Y aquí sigo viendo a Bob Marley
Y aquí estoy viendo como Bob Marley canta en 1979 en Santa Barbara, en directo… en el directo de antes, antes, de aquel día… desgraciadamente ya está tieso. Un año antes de yo nacer y 43 años después a un tipo de Cadiz casado con una negra que tenía las mismas Rastas que el mulato Bob. Porque era mulato, ese no era negro ni de coña… y mi hijo es mulato y probablemente nunca llegue a lo que llegó “Er Bó” y me contento con que no se cumpla la fama de los mulatos de aquí; Corren con las motos como locos y son traviesos… el mío es tranquilo pero claro, no tiene 4 meses aún y me imagino que son como los trenes eléctricos que viajan por maquetas de muchos salones de los amantes de estas cosas… pues como esos trenecitos que a estos despistados se les escapa de sus casas y luego crecen en libertad y se estrellan a veces y mata gente… pues eso, quizás el niño se convierta en un adulto que me arrase. ¿Cómo se sentirá en medio de todo o en medio de nada? Habría que preguntarle a un mulato/a como ha sido su infancia, adolescencia… buenos ¿Que ccohones? Conocí a un mulato de 73 años que era un personaje… Os contaré esta historia en una entrada de manera detallada.
La vida es la mayor aventura
Como iba diciendo… siento que yo sigo de aventura, que no se si quizás volveré a mi tierra, más pronto que nunca o por el contrario moriré aquí. No lo sé. Quizás la aventura no termina porque la vida en sí es la mayor de las aventuras vivas como la vivas. La vida es la gran aventura, está claro….
Pero bueno, dentro de la aventura de la aventura llamada vida, como si fuese una muñeca Rusa, en qué punto me encuentro, es una cuestión que ha sobrevolado por mi cabeza. Como un funambulista que si cae a la derecha es lo correcto y a la izquierda lo incorrecto. Y caiga donde caigas querrás estar en el otro lado… en fin… que fluya e intentar disfrutar todos los días de lo que tengo y dejar en pensar en lo que no tengo….
Creo que he normalizado momentos típicos de los campings. Me ducho al aire libre y el jabón huele a jabón de camping. No he de olvidarlo jamás, que esto forma parte de la libertad. Aprendiendo a vivir “el ahora” y que me sorprenda el mañana podré seguir sintiendo que estoy en una aventura. Y que no termine porque la rutina mataría esta sensación.
Se ha hecho de noche en el concierto. Como apague las luces, quede toda la pantalla brillando con “Er Bo” puedo terminar bailando con él y preguntarle entre canción y canción que si yo me voy a morir aquí o donde cojones haré el último derrape. Siempre estoy lejos de alguien y eso me apena porque dura son las motos, yo no. Voy a apagar las luces y le voy a preguntar “Ar BorMarli” (Escrito sin abreviar en gaditanus de mi casa) Y claro… a ti también te pregunto. ¿De qué? Yo que sé… os leo.
¿Os imagináis “ar BorMarli” cantando la Macarena? Lo dejo ya… Chao.
P.D Alice, Uyuni… os quiero.
Hola de nuevo, tocayo.
Me alegra ver que estás prolífico en la escritura!
Sobre el tema de los cooperantes, lo he visto mencionado de soslayo en muchas pelis y artículos de periodistas que no se querían mojar. Como a ti no te paga nadie, me chiflaría que te mojases y contases tu experiencia con las ONGs y los cooperantes…¿luces y sombras? ¿hay oro que no reluce?
¡Ah, y te sigo ofreciendo la Superteneré cuando vengas por Zevilla!
Mu buenas!! Me mojo bastante en “La Maleta” y aprendí sobre ellas en “Es que África es así” donde me di cuenta con aquella aventura que llevaba mas de 30 años engañado. Es andrajoso de cohones.
Me encanta leerte y seguir tus historias. La verdad me identifico bastante contigo aunque te lo diga desde la comodidad de mi casa. Un abrazo amigo!!!
Muchísimas gracias!!
Joder, tío. Toda la vida sintiéndome un ‘bicho raro’ y resulta que hay más gente,
más o menos, como yo. Salvando la edad, que tienes algunos años menos (aunque siento decirte, que si no hay un mal tropiezo que lo remedie, todo llega), tu gracia gaditana, yo soy bastante más ‘sieso’ y no tengo muy clara mi procedencia, y tu manera de escribir, ya me gustaría acercarme un poco a tu forma de expresarte y de relatar lo que quieres transmitir, encuentro bastantes similitudes en la manera de enfocar la vida. La vida, según mi modesto parecer, es un viaje permanente, a veces de forma literal y otras dentro de nuestra mente. En mi caso, espero que ese ‘viaje’ continúe el máximo tiempo posible, porque sé que cuando finalice yo también finalizaré con él. Hay la manera de morirse común, la que todos conocemos y a la cual casi todos tememos, pero también podemos morir en vida, esa muerte, creo yo, es la más jodida. Levantarte un día sin ilusión, no saber que hacer con tu vida, estar ‘muerto’ aunque se respire… Esto es lo que hay; frustraciones, angustia vital, miedos… y también breves momentos de plenitud, libertad, felicidad… , que son los que le dan sentido a esto que llamamos ‘vida’ y por los cuales merece la pena seguir luchando. Un abrazo y disfruta de tu pareja y de tu hijo.
Muchas gracias! Me alegro no ser un bicho raro sino que hay más por ahí. 😉 Abrazos!!
Fernando, me gusta y mucho como describes tus vivencias y emociones. Gracias por compartir y además aprendemos como es Africa con tus ojos!!!
Muchas gracias!!! Te recomiendo “Es que Africa es así” Abrazos