Y la matrícula llegó al Sky Desert Backpackers, de la impronunciable ciudad de Swakopmund. Pero antes de que llegara la matrícula y como esas casualidades de la vida, también llegó Brían. Sí, a 2200 kms de su casa, nos volvimos a encontrar. Le salió un porte justo en el pueblo donde yo me encontraba. Me comentó las posibles rutas y al parecer, podría ser mandado a Mozambique, justo en la otra costa. Yo, que mi visado para Angola, se preveía prácticamente imposible, me vi tentado, en el caso de confirmarse su siguiente destino como Mozambique, en montar la moto en el trailer e irme con el, haciendo caso a las señales que recibía en forma de casualidades o causalidades. Me dejé llevar, ya que tanto comedero de cabeza, me estaba volviendo loco y poco podía hacer. Pasaron 3 días desde que llegó Brían y casi una semana desde que lo hice yo.
El Backpacker no era especialmente barato, unos 13€, pero necesitaba esa dirección y no podía moverme. A Brian le llegó su siguiente destino, en principio Upintong, y luego a saber, pero mi matrícula no llegó… y eso solo dejó una opción; seguir esperando. Curioso o no, las matrículas llegaron inusualmente, la misma tarde que Brian marchó, unas 4 horas más tarde. ¿Que iba hacer? Tenía varias opciones; volver a la carretera principal y retroceder 50 kilómetros para intentar sacar el visado de Angola en la embajada y en su fallo, el de Zambia y R.D. del Congo o subir directamente a la frontera e intentar convencer al de la puerta; opción posible, pero bastante cara y con el inconveniente de ser ilegal en el país con lo que ello conlleva y tambien… que había que salir. Eran solo 50 kilómetros, así que me pareció la mejor opción, aunque la impaciencia me llamaba hacia el norte y sus fronteras.
Por 10€ encontré un backpaquer en la capital de Namibia. Windhoek, que en afrikkans, significa córner del viento, y Yumma, mi tabla y yo os lo podemos confirmar, por lo menos sus alrededores.
2 noches y un día para ver que pasaba con el futuro de este viaje. Al llegar celebraban una Barbacoa a la que fui invitado pero me negué. En las barbacoas hay alcohol y los de las barbacoas, generalmente se emborrachan. me tocó en la habitación al más gordo y roncador de los borrachos del mundo mundial, con unos decibelios de discoteca y entre los nervios y el tocino… dormí un par de horas.
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Me lavé la cara, me cagué en su puta madre y me fui a la embajada. A diferencia de la embajada Angoleña en Sudáfrica, en este caso no había tanto formalismo ni seguridad. Fui con pantalones largos por si acaso y medio bien vestido. Con un paño motero en la cabeza ocultando el rapado que desafortunadamente me hice yo mismo unos dias antes. Ni un vigilante de seguridad, mientras que en Johanesburgo me requisaron hasta el teléfono. Me acerqué a la ventanilla y por el agujero del cristal que hacía de espejo, una joven me atendió sonriente. Le expliqué mis intenciones y me refiero a las del paso por su país que no por su cuerpo. Sonriente y pestañeante me pidió todo lo necesario; pasaporte, vacunas, dos fotos, una fotocopia con la reserva de un hotel angoleño, 380 dólares Namibios (33€) mi número de teléfono y ya está. Le pregunté dos veces que si estaba segura, siendo mi pasaporte español. Me dijo que si. “Si quieres 7 dias tardará 2 en que te llegue, y si quieres 30 dias, tardará 10” Sentí que tenía unos segundos para responder y no tenía ningún comodín. Si decía 7 días, tendría que sacar antes el de República Democrática del Congo para poder cruzar sus 150 kilómetros, si no… estaba jodido. “30 días, respondí” Saqué insitu una reserva que no necesitaba pago alguno, la imprimí y se la di. Estamos a Jueves, llama el martes si quieres para ver como va el trámite y me pasó su número de teléfono. Todo esto era una alegría que no podía contener, aunque con un matiz un tanto oscuro… El pasaporte lo tienen ellos y no puedo avanzar con el del Congo, tampoco puedo entrar en un Backpacker sin el y en caso de un encuentro policial, tendría que explicar todo esto y que lo entendiese. En resumidas cuentas, soy medio ilegal, aunque tengo el recibo de haber pagado los tramites y fotocopia de todos mis documentos. Siendo todo esto así… mañana vuelvo a la costa, unos 380 kms de nuevo y me iré al desierto que mira al mar. Acamparé allí y desde allí llamaré a mi amiga el Martes para que me diga como van las cosas… si todo va bien, allí mismo me quedaré hasta que llegue el visado. Ojalá entren olas.
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Una aventura total. Suerte y que te den ya el visado!.
Un saludo desde Tenerife!.
Angel.