Yo no entiendo de banderas y de algunas desconozco su nombre. Sé que es un trozo de tela y se diferencian unas de otras por sus colores, sus franjas y dicen que identifica a los países del mundo. He visto banderas en estadios, en manifestaciones y en cementerios. He visto banderas bailar con el viento en cada frontera, aquí en Suecia  una en cada puerta y en otros festejos. La bandera me a ayudado a distinguir desde lejos el límite de una zona, el inicio de otra e identificar la procedencia de un grupo de personas. La bandera no nace. La bandera en un cajón no baila, la bandera no come, ni caga ni engorda. Las banderas se colocan en un mástil y en el suelo se clava. Si a la bandera colocada en un mástil se le da la vuelta parece una lanza. Se usa como arma arrojadiza en la frontera de Gaza, comiendo terreno con la excusa de creencias sobre un dios divino. La bandera sin viento se entristece y sin hombres no mata. Por una bandera en mi país las cunetas llenas de huesos aún nos espanta. <<Porque tú, porque yo… >>y la bandera no ha dicho nada. Militares dicen morir por su bandera, mientras el poder su cabezas lavan, haciéndoles ver que otro humano es inferior o cualquier excusa barata. ¿A donde apuntarían si el sueldo por años no llegara? Las banderas van a la guerra y la blanca lo apaga, dividiendo a vencedores y vencidos en esos inventos de fanatismo, patriotismo… pero querido amigo algo decirte quiero, lo importante no es la bandera, ni dios, ni un trozo de terreno. La bandera es un símbolo, un trozo de tela para fanatizar a unos y a otros para que se maten mientras otros se lucran con dinero. Con la bandera movilizan gente que sus impuestos religiosamente pagan, mientras saquean las arcas con el trabajo plebeyo, que más importante que el dinero yo iría al tiempo. Con la bandera “paguen sus impuestos porque hacienda somos todos” mientras salen jocosos del juzgado, brindan en despachos y a pasar el domingo en la hacienda de del bisabuelo legendario. No me dan asco las banderas ni defiendo la actual ni la republicana. Si algún día la alcé en alguna llegada es porque no paré si a todos mis vecinos representaba. Perdón si un vasco o catalán se sintiese excluido de una felicidad que quería compartir como quien canta. Ya no saco banderas. Soy español, andaluz y gaditano según un trozo de plástico que para controlarme al nacer me asignaron. Ya no saco banderas porque viajando, mi mente en los mapas se ha difuminado. Me siento alaskeño, algo canadiense, medio colombiano y por hacerte un resumen… diré que americano. Tengo raíces africanas sin haberlo comprobado, disfruto como un ruso y me divierto como un surcoreano. La aventura sin pulseritas y por las calles del mundo a gusto tirado, ha hecho que más que español, me sienta humano. Viendo la indignación por un sonar de mocos sin pistolas, sin sangre derramada, sin saqueos a las arcas, sin reírse de un pueblo que a un cómico se ensaña, me hace sentir de otro mundo, de otro planeta y con ello otra bandera. La bandera de la verdadera libertad no cuelga de los ayuntamientos, no está en los funerales, ni en campos de futbol ni en ciertas entidades. <<Soy del mundo, Europa, España, Andalucía, Cádiz, Puerto Real o Conil o El Palmar, sin casa digamos que del garaje, del sofá, de mi cuerpo y finalmente de mi interior. Así que mi bandera, quizás no tenga telas, simplemente ventrículo izquierdo, ventrículo derecho, aortas, venas y sangre sin derramar un cerebro y demasiada reflexión.