Y todo fue tomando forma y sentido mientras pasaban los dias. Decidí continuar aunque no tenía muy claro cómo. Pero el universo se alineó y si no lo hizo me lo invento… y todo empezó a encajar como si el viaje estuviese en manos de un ser superior que con su puzzle de mil piezas en su salón iba encajando entre paja y paja, momentos libres y sandwiches de barata mayonesa con jamón de york. Cenábamos en la cálida noche de Sangano. Con Jose y su chica. “¿Por que no vas a Cabilda? Así ahorras un visado, tiempo y dinero. Hay barcos todos los dias desde Soyo y aviones militares desde Luanda… todos los días.” Yo, que la improvisación fue mi asignatura estrella en la universidad que nunca fuí, me dejé llevar. Al dia siguiente era Lunes, y si no sacaba el visado de la República Democrática del Congo, me veía obligado al nuevo plan por cojones existiese o no barco y a unas malas… volverme a Namibia, ya que cada dia que pase del visado en Angola son 150 Dolares a pagar… Sí… está caro el día por aquí. Ese lunes, recuerdo la noche anterior… demasiadas Cucas, cerveza. Salí de la caseta y me fui a vomitar a la orilla o mejor dicho y más delicado, dar de comer a los peces. Presión. Pensar. Demasiado. Llegó la mañana del lunes y escuché más a mi corazón que a la razón y en vez de ir a sacar ese visado, el cual ya había estado dos veces en esa embajada, me fui a surfear unas olas perfectas que se escondían tras la roca al sur de Sangano
Las monedas o dados o lo que te de la gana, estaban en el aire… yo creo que no era ni una cosa ni la otra… la casualidad o causalidad es lo que tenían que manifestarse en la semana que tenía por delante.
La semana en Sangano pasó mojada por buenas olas. Al llegar de nuevo la muerte de una semana, un chico me pone en contacto con otro mediante Instagram ( mi instagram es @bufalodreams) Quedamos un Sabado por la mañana para ir a un Secret Spot. Nuno, que así se llama el chico, es portugués y trabaja en Luanda. La primera vez que lo vi me dije… este y yo desde ahora tenemos un lazo invisible para toda la vida. Personas que proyectan energía positiva. Personas que proyectan vida… así es Nuno. Un tipo inteligente que sabe diferenciar el recreo de las horas de clase. Un genio.
Nos encontramos en una gasolinera, y me dijo que otra pareja mas, aparte del segundo coche que los acompañaban, nos esperaban en aquella playa a 70 kilometros surf de Sangano. Al llegar a la playa no podía creer lo que veían mis ojos. El chico que los esperaba lo conocí en Cape Town. No podía creer la casualidad o causalidad que se había pintado en mi camino. Una gran alegría de volver a verlo. Pasamos el fin de semana todos juntos surfeando unas buenas olas para nosotros solos.
Nos despedimos con un hasta luego que luego tuvo sentido.
La siguiente semana en la caseta de campaña a orillas del complejo turístico Golphiño, las dediqué a surfear y pensar como haría el desembarco o el aterrizaje en Cabinda.
Recibí un mensaje de Nuno… “Vente a mi casa y así lo tienes mas fácil para arreglar los papeles”
Al principio no quería molestar y luego tampoco, pero es verdad que tambien hay que aprender a coger y si alguien te ofrece alojamiento es porque realmente quiere ayudarte… y así hice. Recogí mis bártulos, que pocos no eran, me despedí de todos los chicos y chicas del Golphiño y tambien de Jesus y Kevin.
Justo saliendo de la playa de Sangano, en la carretera que me dirigía a la caótica capital de Luanda, por mi espejo retrovisar aparece un a sola luz y no era un coche tuerto. Una moto de gran cilindrada. Se pone esa BMW 1200 junto a mi KLR 250 y lejos de acomplejarnos, tras la pregunta… ¿Dónde Vas?… Pa España!! Y me siguió durante el trayecto. Otro Angel. Otra causalidad. “Jo” me llamo, me dijo en la gasolinera donde paramos a que llenara su enorme tanque. Estaba dispuesto para acompañarme a Luanda a la dirección que me dio Nuno. Lecomenté mi historia, mi viaje y mis sanas intenciones. “El vuelo te lo busco yo” Ya había hablado con Luis, otro amigo del fin de semana de surf y tenía un contacto, pero este parecía más barato aún. Unos 200 dólares.
Finalmente llegamos a casa de Nuno Karlota. Hablaron, hablamos… nos despedimos de Jo, aunque nos dejamos los teléfonos y las redes sociales para poder estar en contacto.
Los días en Luanda, en la fábrica, la burbuja como lo llama Nuno, son geniales. Yo me he dedicado a sacar los visados del Congo y Gabón, siendo mucho mas fácil de sacar que como lo han pintado otros. Lo de siempre, un millón de fotocopias y al carajo… pagas tu tasa y vámonos que nos vamos.
Tembien en estos dias he estado con Celio. Me lo presentó Charly Swinewan. Un amor de persona dispuesta a ayudar en todo lo que haga falta. Me ha puesto el ventilador en marcha, una batería nueva, manguitos nuevos y una lampara. Flipo con este tío. Otro Angel . Su padre que tiene una clinica en el corazón de Benfica, me dio medicinas por si acaso, en mi ruta pillo del dengue o el paludismo.
Y me fui a casa de Nuno, que lo arregló para que yo pudiese dormir en casa de un compañero que nunca está. Bueno, no es una casa en sí, es un apartamento, con agua caliente, tv por cable y una preciosa cama…
Nuno y yo nos encontramos todos los días al terminal el su jornada laboral. Nos bebemos un par de cervezas después de cenar en la posada y nos vemos a la mañana siguiente en el desayuno.
Y así ha pasado prácticamente medio mes entre la playa inolvidable de Sangano y la casa del increible Nuno. El tipo que toda mujer quiere para su hija… y para ella misma.
Ahora estoy esperando la llamada de JÔ, a ver si tengo el vuelo mañana mismo o pasado.
………….
Y los dias se retorcieron como lo hacen las matas al sentir el calor antes de ser devoradas por el fuego. Después de conseguir todos los visados, de sortear un problema tras otro, el desenlace fue cómico a esta hora y fecha en la que le estoy escribiendo.
Jô nunca llamó, solo se escudó en decirme que me había mandado un mensaje e incluso un ahora voy… pero nunca llamó, nunca mandó un e-mail y nunca hizo nada, lo cual por un lado me pareció normal, pero no esa insistencia de querer ayudar mientras estorbaba. Volví a otros contactos, a otro plan. Un tal Raimundo, al cual ya le mandé la documentación hacía 10 dias estaba dispuesto a ayudarme, lógicamente a cambio de su parte. Fui varias veces al aeropuerto. La primera estuve esperando unas 8 horas para que finalmente me dijeran que el avión saldría mañana y ese mañana llegó pero no el espacio en la aeronave. El militar, con su reloj dorado, y con esa mano que lo avanzaba, pedía unos 5.000 KoZ más de lo acordado con la justificación de que no había espacio, como si el dinero hiciese un hueco en el habitáculo. No tenía. Le expliqué una y otra vez más, pero el insistía en esos 30€ extras, a ver si así, florecía en mi bolsillo. Mientras estábamos en la pista de aterrizaje, hice un par de fotos de la moto con el avion detrás, sin que saliese nadie en la foto, pero fue lo necesario para que una unidad quisiese detenerme. Le expliqué que era turista y le mostré las fotos. Me quitaron el teléfono de las manos y eso es algo que realmente me da coraje. Si el escenario hubiese sido otro, le hubiese quitado la chulería a hostias a ese chulo enclenque de mierda y a su compañero. Dos niñatos que lo único que han aprendido en su corta vida es a matar y reprimir. En apuntar y acertar antes que a un lápiz punta sacar. La impotencia se hizo dueña de mí y desistí. “Ven con nosotros” Decían. Yo sonreí con esa mezcla de odio, impotencia y resistencia. “Quieres dinero del blanco, pero todo mi dinero lo tiene este” y le señalé al Sr Gomez que ya se había hecho con todo mi dinero antes de volar. El Sr Gomez, que los doblaba en edad y altura, no fue lo firme que se esperaba. Otro militar le dijo a los chicos que yo era un simple turista. Aquella pelea entre “picoletos y Policía Nacional” angolana y yo como “moneda única Europea” en medio de la discusión, terminó con que me dejaran tranquilo y me devolviesen el teléfono. Después del mal rato y con el corazón en la boca, me confirmaron que no podía volar. Que no había hueco. Lo había, yo lo vi. Lo que no había eran 30€ más y les importó un carajo dejarme tirado allí. “Mañana. Llama esta noche a las 23:30” Esa hora es una putada porque si hay un avion a las 6 de la mañana, te ves obligado a levantarte a las 3:30 para llegar en hora. Llamamos a las 23:30 y nos dijeron que estaba dormido, que me había dicho a las 20:00 h, lo cual era una burda mentira, que lo llamara a las 5 de la mañana… Hubiese avión o no… ya jodió el sueño. A las 5 de la mañana lo llamó Nuno y la sorpresa fue que… “No hay vuelo” Aquello era desesperante. El visado terminaba en 2 dias, por cada día que pasara Angola te multa con 150€ por estar en su país. Tenía 3 opciones y 20 minutos para decidir. Una de las opciones era tirar a Zambia, 1300 kms. A Namibia 1500kms o intentar a la desesperada encontrar un barco en Soyo, a 477 kms pero con un tramo de 120 kms de “tierra batida” como dicen por aquí. En caso de ser ilegal en el país y ser parado por las autoridades, podía entrar en la cárcel.
Me armé de valor y decidir apostar a por el barco, al norte. Efectivamente los ultimos 120 kms fueron una locura. Una cosa es carril, u off road y otra era aquello. Imaginaos tener que hacer de esos 120 kilometros de polvo y arena, unos 50 sobre arena de playa, pero la que está alejada de la orilla. Una tortura, pero llegué. Sudando muchísimo y sin el freno delantero… pero llegué. Basilio me esperaba con su amigo Helio. “¿Hay barco para mañana?” Sí amigo, tienes barco y está todo arreglado. No me lo creía y el duro trabajo y esfuerzo de los últimos 20 dias tuvo su recompensa.
Me sacaron de cena y a tomar unas cervezas. A la mañana siguiente, me volvieron a invitar a comer fuera y cuando fui a coger el pasaporte de mis pantalones, los que use la noche anterior, no estaba. Busqué y rebusqué por todos lados pero no aparecían. El pasaporte siempre lo pongo en el bolsillo delantero izquierdo y con un poco de dinero dentro; billetes que en total eran unos 20€ por si acaso. Se perdió. De la manera más tonta mandé al carajo todo el esfuerzo e incluso todo el viaje. El problema del haber perdido el pasaporte, es que también perdí con el los visados de Gabón y de Congo. 300€. No me lo podía creer y ni lo puedo creer ahora.
Hemos hecho todo lo posible por arreglar la situación; Anuncio en la radio, hablar con la mafia de Soyo por si alguien lo ha visto, volver al lugar…. y nada.
Con mi presupuesto es prácticamente inviable seguir. Pedir un pasaporte costará dinero y mínimo dos semanas. Tambien abría que volver a sacar los visados de Congo y Gabon y eso son otros 300 Euros. Tambien tengo que volver a Luanda, ahora sin freno delantero para arreglar la situación hasta que decida que haré realmente. Este continente funciona a base de talonario y las estupideces y que sepan que te tienen cogido por los huevos… más dinero aún. Así que por lo pronto, ya tengo la denuncia con la cual puedo circular un mes en Angola. Mañana todo el día de viaje hasta Luanda, donde Nuno me espera y menos mal. El miércoles de embajada y ya os contaré a ver si puedo seguir o no con el viaje. Todo está en manos de la burocracia. En caso posible de poder estar aquí esperando por mi pasaporte sin ser multado, quizás invente algo para sacar dinero en estos 20 días o hago lo fácil… pedir un salvoconducto en la embajada, pedir dinero prestado y volverme en el primer avion que salga a Madrid y que Celio me venda la moto en mientras. Que quizás es lo más razonable. Ya veremos.
Que le den a Africa y su ansia por sacar dinero a los turistaso viajeros
Muy grande eres chaval. Mucha suerte
Perdona mi retraso (no el mental) pero tardar en aprobar este comentario y en darte las gracias! GRACIAS!!