Robbie me dejó la dirección de su hermano en Cape Town. Aún quedaban muchos kilómetros para llegar pero tenia esa opción en caso de que parara unos días por allí. El primer destino a la vista era Victoria Bay. El camino por la costa es maravilloso. La vegetación, la naturaleza y la carretera parecen amigas. El olor verde te atraviesa con su frescor mientras las montañas ejercen de bello espectador. Poco a poco y con la pena de no parar para ver más cosas llegué a Victoria Bay. Haber visto a Robbie surfear 40 años después, impulsaba alguna que otra sonrisa y felicidad, con la que llegué a ese rinconcito maravilloso llamado, Victoria Bay.
Allí hay un Backpackers y un Camping. La idea era estar una noche, pero las inclemencias meteorológicas y la espera de una buena ola, me retuvieron cuatro noches en aquel lugar donde puedes oír el mar rugir desde la cama. La entrada a ese pico puedes hacerla o bien desde la orilla hartándote de remar o desde las rocas. La segunda opción es la más usual por los locales y la que decidí, con tal mala suerte, que el penúltimo día, me corté el pie derecho y con tan mala suerte a su vez, que se infectó. Continué surfeando pero al siguiente día no podía apoyar el pie en el suelo.
Por primera vez en el viaje me agobié. Y me agobié por la incomodidad del asunto, antes que por otra cosa. Empezar a caminar con el pie torcido para evitar el dolor, hizo que mi tobillo se resintiera. Olas buenas y no poder surfear. Una lluvia que se antojó infinita y un lugar que era precioso, pero que no me podía permitir una noche más. Fue tal así, que al día siguiente pasaría por allí mi prima y el marido, y marché antes con lluvia, dirección Cape Town.
450 kilómetros más o menos para llegar a Ciudad del Cabo. Buena carretera pero un dia de viento con desagradables rachas que me llegaban por un lateral. Una cortina de fina lluvia me acompañó la mitad del camino.
Llegué a un Backpacker con la desagradable sorpresa, de que el aparcamiento que ofrecían era el de la calle. No hay cosa que me joda más que llamar a un sitio preguntando por los servicios, te los confirmen con medias verdades y luego no funcionen. Por ejemplo, “Sí, tenemos Wi Fi… pero ahora mismo, y fíjese que casualidad, no funciona” O como en este caso… sí tenemos parking, en la puta calle, pero tenemos. Era de noche y no me quedó otra que quedarme allí mismo, con la intranquilidad de dejar la moto en una de las ciudades con más robos de Sudáfrica, según me dijeron ellos mismo. Para que me quedara más tranquilo, me presentaron al vigilante. Un chiquillo que imagino que esperaría a que todos durmiesen para acostarse el también.
La idea era estar unos días en Cape Town… pero se convirtieron en 9. Cape Town es maravilloso, no muy seguro, pero me imagino que como en todas las grandes ciudades, en las cuales siempre hay una zona por la cual es mejor no pasar a ciertas horas. Me quedé en casa de Brian, hermano de Robbie de J-Bay. Pasamos los dias visitando las playas en busca de olas. Conocimos partes de la ciudad y lo pasamos genial en todo ese tiempo. El pie se fue recuperando poco a poco y el surf fue mejorando, aunque tener que usar escarpines, guantes para el frío, es algo que me incomoda demasiado. La visita de Carike el último fin de semana fue una alegría. Digamos que es una prima de mi prima. Buena chiquilla como decimos en el sur y con un sentido del humor fantástico. Después de cocinar para Carike y sus cinco amigas y despedirme de mi amigo Brian, me marché dirección directa a Namibia. Fue una paliza importante. Muchísimos kilómetros en aquella moto tan pequeñas he ha dejado la rodilla izquierda hecha mierda. La frontera no fue un problema. Pasé sin problema alguno. El problema llegó luego. En un tramo desértico y por pista, la matricula se partió y la perdí. No me iba a volver… ni de broma. Llame a Gerardh y lo solucionó todo en una mañana, pero ahora necesitaba una dirección donde mandarla. Así que me vi obligado a buscar una ciudad más grande y esta se encontraba mas al norte. Desde Cape Town, más de 2000 kilómetros, los mismo que había hecho en un mes, los hice en 4 días.
Y aquí estoy en Swakopmund a tan solo 1000 kilometros de saber que pasará con la frontera de Angola y en caso de que no me dejen pasar… por donde continuaré mi camino dirección Cádiz. A ver cuando llega esa matricula.
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