De todos es sabido que mis artes a la hora de organizar, cualquier cosa, son carentes de sentido con matices desastrosos e inadecuados para el resto de la sociedad. En este caso y donde me encuentro ahora mismo, no iba a ser menos.
Hace un mes y mientras trasteaba la web de Kayak, en su mapa de ofertas de vuelos, me percaté que había un vuelo a Lanzarote por 19€ con una compañía, a la cual, si no le llevas el “Cheking online” en forma de papelito al aeropuerto, te puede salir el viaje si, incluyes maletas y el despiste… por unos 200€ y no comas en el avión. En ese aspecto, fui precavido, cauteloso e incluso casi por primera vez y haciendo mención a la primera clave, que usted como lector apreció en la primera linea; Organizado. 32 euros reales fue el precio final de dicho vuelo que compré aquellas navidades en recompensa de lo bueno que había sido en dos mil catorce por no asesinar a nadie; mi regalo de reyes, me lo merecía.
Lo que nadie, incluyendo yo, y confirmando mi astucia a la hora de organizar la vida de un “Pin y Pon” llegaría la fecha con 100 euros y en metálico en el bolsillo derecho de unos vaqueros, resultado del alquiler del famoso piso de Tudela, apostillando también que dos semanas antes, como buen organizador de eventos y vida en general, me aventuré al alquiler de un coche en www.rentacars.com, el cual no se me podía facilitar, hasta el día siguiente por la tardía hora de llegada del barato vuelo, lo cual conllevaba a solicitar los servicios de un simpático taxista, sea dicho de paso y sin sarcasmo alguno, el cual me cobró 12 euros por llevarme al pueblo costero de Arrecife y por el trayecto me informó sobre zonas de ocio, lugares prohibidos y toda la información que un joven solitario necesita, aunque no la pregunte, para ser feliz una noche del Sábado sin incluir con ello la biblioteca.
Me dejó en un Hotel, el cual supuestamente era muy económico, a sabiendas que lo económico y la belleza son opiniones personales, las cuales pueden distar mucho dependiendo a la persona que se le pregunte. 25 euros Michael Jackson los podría utilizar tranquilamente para limpiarse el culo o simplemente hurgar con el sus oídos, después de haberlo convertido en un turulo. En mi caso, y no por ello más triste que el anterior, 25 euros era el 25 % de mi presupuesto hasta que a los 3 días, las arcas de mi cuenta bancaria, se viesen menos lastimosas de lo que en aquel momento representaban, la cual llamé la “Jame Bones” por tener mas “ceros”, que otras cifras de mas apetitoso valor, al lado izquierdo.
Pero daba igual, al siguiente día, y tras dejarme en otro taxista otros 12 euros, podría recoger el coche que me había costado para los 5 días, sólo 50 Euros, y utilizarlo de vivienda a la vez que de transporte, pero el truco salió mal, bastante mal.
Tras una noche de desenfreno, alcohol y bebiéndome, junto a Fran, un músico que conocí en una barra de un bar frente al Gran Hotel, amanecí distorsionado y con la hora de abandonar la habitación, esperando a los pies de la cama y con 20 euros menos… tampoco fue una fortuna, como siempre teniendo en cuenta, depende para quién. Me dirigí al aeropuerto, concretamente al mostrador de Goldcar, mientras mi rostro lucía una sonrisa, antónima a los que dejaban el mostrador, las cuales eran de incredulidad e inaprobación mientras miraban unos folios como cinco minutos de un decisivo examen universitario.
Al llegar mi turno, mi sonrisa con ansias de libertad, se disiparon en un abrir y cerrar de ojos. El maricón que se encontraba al otro lado del mostrador, y no con ello refiriéndome de un modo abrupto e inadecuado a su condición sexual, ya que para mí un maricón hoy día es aquel que tira la piedra y esconde la mano, o aquel grotesco personaje, el cual esconde su malicia tras una falsa sonrisa. Quizás la mía, y hablo de mi sonrisa, escondía ciertas dosis de resaca, pero nada más en contra de la sociedad, que en mí mismo. Quizás, y volviendo al maricón, le había cogido gusto a su trabajo, volviéndolo adicto al dolor o incomprensión de los clientes que a chorros pasaban por allí cada vez que aterrizaba una aeronave. Hay gente así, que cobrando un sueldo de mierda son capaces de suplir las carencias de su mierda de vida con el mal ajeno, alegrándose de cuando pueden meterle en el culo a uno, a quien sea, una estaca aunque cuyos beneficios sean para la empresa. -Muy bien señor.- me recordó que cuando los gorilas de la puerta de la discoteca me decían señor, me iba a quedar fuera y no poder entrar. – Ford con 5 puertas… tiene usted que abonar 50€ de un seguro que no es obligatoria o bloquear en su tarjeta 800€ – Y esbozó una leve sonrisa seguido de un lento pestañeo, que lo declaraba, delataba como “peaso de maricona mala cabrona” y por la ejecución de su labor, sino porque puede ver que recibía su dosis de placer al ver mi gesto torcido. Le dije que porque tenía que pagar un seguro, el cual ya estaba incluido por ley en el punto 6.3 de la compañía y que de negarme a ello y acceder a bloquear mi tarjeta en 800 euros, sería inviable en el 90% de los casos por el límite de 300€ que ese porcentaje atribuido, siendo este último dato inventado sobre la marcha ya que lo desconozco completamente, pero daba credibilidad a una acusación que resbalaba al maricón como mantequilla veraniega en los senos exuberantes de una rubia tórrida, y permítame querido lector que incluya algo de tetas en alguno de mis textos, con cualquier excusa para así tocar el tema alguna vez, aunque sea en mi imaginación.
Con la excusa de la ética moral, de que sus artes eran… ¿como puedo decir esto sin mirar un diccionario?… que sus artes eran de hijos de puta… tranquilo me he quedado… yo me negaba a pagar los 50€ que realmente no era mucho teniendo en cuenta que de haber tenido los 50€ aquello me eximia de responsabilidad al entregarles el coche en tres trozos sin coste alguno, aunque esa imaginaria pero posible opción, también tendríamos que ver la letra pequeña si realmente era así o no.
Sin coche y con el “Sr Vans” el de los Simpsons, jugando con los dedos, al otro lado del mostrador, volví a Arrecife, esta vez en Bus, que lo había por 1,40€ no sin antes dedicándole una mirada a la maricona vieja. Con mi pequeña mochila andando por el pueblo sin rumbo alguno y con apenas 30 euros en el bolsillo y perdiendo ya la gracia de haber ido a Lanzarote ya que veía el surf demasiado lejos, divagué en busca de un lugar barato para dormir, percatándome de que sin darme cuenta, un viaje económico se convirtió en una aventura improvisada, por lo tanto como en anteriores ocasiones, sonreir y me dejé llevar.
Pregunté en la pensión España pero estaba completa, cuyo precio era de unos 15 euros en un barrio digamos que diferente. Cerca, había otro que se llamaba Pensión u Hostal Ginés. Llegué por casualidad y por el mismo motivo, el tipo que lo regentaba era motero. Quizás, y este dato lo desconozco, era el único motero que regentaba un hostal en toda la isla, pero me tocó a mi. Tenía una habitación barata, por 18 euros y me advirtió que el baño estaba fuera, lo cual no me importaba ya que lo importante para mi era cubrir una noche más aunque cierto era, que aquello dejaba mi presupuesto en 13 euros. para dos o tres días, nada… fue cuando recordé los 20 euritos que gasté en cerveza la noche del Sábado, los cuales ahora eran eurotes.
El desayuno fueron plátanos de la zona, y el resto de las comidas se dividieron en tres latas de atún. Para distraer el hambre paseé y paseé, mientras también leía “El misterio de la cripta embrujada” de Carlos Mendoza.
A la mañana siguiente, podría haber hablado con el gerente motero para que me dejase una noche más y pagarle al siguiente día, pero no quise abusar de su confianza y amabilidad y por qué no decirlo, tenía que arriesgar y llegar al norte de la isla, donde con suerte y debido a la competencia de precios que hay en los lugares donde los surfistas son frecuentes, así también cambiaría de aires y de suertes.
El autobús costó menos de lo que creía. Por algo más de 2 euros me llevó a Famara después de unos 40 minutos. Bajar del Bus fue suficiente para ser conquistado. Casas pequeñas y blancas con ventanales azules, verdes y alegría eran prácticamente bañadas por la humedad de un mar bravo de aguas cristalinas. Como balcón una gran montaña vigilante e imponente a la derecha. Sonreí. No tenía ni idea de dónde pondría el huevo aquella noche, una noche antes de que la cuenta dejase de ser la Jame Bones.
Anduve por el pueblo buscando y preguntado por alojamiento, aunque no era necesario ejecutar la maniobra, ya que los comerciante y gerentes, sin ser temporada alta a mi entender, te “asaltaban” son agobiar, preguntando por tus necesidades y ofreciendo sus servicios. La mayoría se dirigía a mi en ingle con un “hello” y no creo que lo hicieran por mi rubia cabellera que rubia no es, a lo que yo respondía con un “que pasa picha” lo cual me situaba en un mapa imaginario de sus cabezas. Anduve por el pequeño y pintoresco pueblo, el cual tenía secciones sin asfaltar dándole un toque encantador asta que me topé por casualidad, con un gimnasio que mostraba en su fachada el destino de sus entrenamientos al surf. “JMC Surftraining” Junto al local, una furgoneta con una gran foto en vinilo del surfista canario José María Cabrera… no había que haber estado en Harvard para ver la evidencia. Entré en el Local, que como antesala tenía un arsenal de buena comida sana, una lista de buenos zumos y mojitos con y sin alcohol. Pregunté por precios, a que se dedicaban exactamente y demás. Al asomar el hocico dentro de lo que si eran las instalaciones deportivas, un tipo, el cual me sonaba su cara estaba en el ordenador fijando sus ojos en el. Era el tipo de la furgoneta, cual había admirado en multitud de revistas por su gran trayectoria surfista. Al notar mi presencia y amablemente hizo de recepcionista. Al levantarse del taburete, me di cuenta que era el surfista profesional más corpulento que había conocido en persona. Yo midiendo cerca de un metro ochenta, me sacaba un trozo y el cabrito… perdón el Cabrera, estaba fuerte de cojones… y de cuerpo. Digo lo de cojones, porque surfear ciertas olas con ciertos fondos, hay que tener una gran porción de cojones.
CLICK EN LA FOTO PARA MÁS INFO
Hablamos un rato e incluso me planteé y de hecho sigo valorándolo mientras escribo estas letras, la opción de quedarme unos 20 dias por aquí, en su centro entrenando y preparando mi siguiente aventura, ya que tiene unos bonos que salen bastante bien y que mejor que un profesional de esta talla para enseñarte a surfear bien y en mi caso y el que es mi objetivo… no morir en Africa ahogado.
Le pregunté que si tenían habitaciones o que si sabía de algún sitio para alquilar una temporada. Me mandó a una tienda cercana a su gimnasio “La Santa procenter” Así se llamaba la tienda, como uno de los Spot de sur más famosos de la isla y porque no decirlo, a nivel mundial. En la tienda conocí a dos tipos; el Rubio, Albert y el Moreno, Acaymo, aunque el orden fue inverso a la hora de conocernos. Tenían sun “Surf House” en la cual alquilan camas, tienes tu cocina, una agradecida terraza con dos mancuernas e incluso wi-fi por solo 15 euros y a un paso de la playa… pero yo tenía 13. Les dije que volvería más tarde en caso afirmativo, aunque algo me decía que no encontraría algo más barato en un lugar tan mágico como aquel. Uno de esas personas que te ofrecen sus servicios, me ofreció cama por 20 euros. Paseé convencido de que esa noche, y por vergüenza a pedir favores a un recién conocido, la pasaría en la playa durmiendo o pasaría la vergüenza de pagar 13 euros con la tarjeta y dos en metálico. Al volver a “La Santa” el chico amablemente y sin extorsionar, ni agobiar como la maricona de Goldcar, me preguntó que si había preguntado por ahí y sinceramente no lo hice, pero me lo informaron directamente. Le dije que sí, que me quedaría allí, el problema era la forma de pago tras explicarle lo que anteriormente, y no creas que no me sonrojo querido lector, lo anteriormente escrito. “No te preocupes Fernando, ya lo pagas mañana” y tal gesto me hizo saber que había caído en buen sitio y que si algún día me porté bien con el Polaco en verano o con fulanito o menganito, el karma me devolvía la moneda.
CLICK EN LA FOTO PARA MÁS INFORMACIÓN
Como curiosidad y volviendo a esas señales que la vida y los viajes te mandan en estos momentos críticos, por llamarlos de alguna manera, al entrar en la casa me fijé en un mapa que había en la pared. Casualmente o quizás no, había un mapa con los Spot, o lugares parar surfear más famosos del mundo, facilitando así todos los nombre a visitar por mi paso por Africa. La generosidad de estos chicos, me había llevado a el sin darme cuenta.
La cosa no quedó ahí y los chicos me dejaron una tabla y un neopreno de los buenos para que pudiese surfear y para más suerte la mía y de mi encuentro, me llevaron a surfear a una playa un tanto lejana para mi medio de locomoción como sin mis patas y también por la afluencia de locales, lo cual siempre es mejor ir con alguien de la zona que te acompañe para no parecer un intruso y para enseñarte a entrar y a salir en el mar, ya que se puede convertir en una verdadera trampa por su situación y roqueo.
Surfeamos y el principal objetivo, que era no morir, después de tantos meses sin mojarme, aunque con 10 kilos menos, como ex-fumador y meses de entrenamiento fue más que gratificante. Cogí tres olitas, no muy grandes la verdad, pero me sentí muy comodo en el agua y en la gente. Mis pulmones son otra cosa ahora y estoy feliz de haber tomado la decisión de dejar de fumar.
Y aunque ha llegado el dia de cobro, raras veces se retrasan, quizás una o dos veces al año, y por la hora que es y al apreciar que no he recibido ningún mensaje en el teléfono… me da a mi que voy a tener que esperar a mañana.
P.D Si algún dia veis en la web, en facebook o donde sea que he abierto una agencia para organizar bodas, no solicitéis mis servicios que probablemente no os caséis, quedareis embarazadas por enanos vosotras y vosotros… imagina lo más grotesco y acertarás. ¡Que desastre!
Comentarios recientes